Jue. May 16th, 2024

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Larry Fink y BlackRock. ¿El fin de la globalilzación? – Juan de Dios Andrade

¿Está llegando la globalización a su final, como dijo Larry Fink? ¿O de cuál globalización estamos hablando? ¿Se ha empantanado Putin en Ucrania? ¿Está buscando Vladimir alguna salida para no cargar con las consecuencias del desastre? ¿Qué se necesita, según Brzezinski, para relevar a Estados Unidos como superpotencia?

CONfines Políticos

Laurence D. Fink, mejor conocido como Larry Fink, es una figura muy importante no sólo por presidir BlackRock, la institución de inversiones más grande del mundo, sino también por su peso en el Foro Económico Mundial y el Consejo de Relaciones Exteriores, entre otras instancias. El jueves pasado, en su carta A nuestros accionistas, Larry Fink sostuvo que “el brutal ataque de Rusia contra Ucrania ha trastocado el orden mundial que había estado vigente desde el final de la Guerra Fría (…). La guerra es siempre una tragedia humanitaria, pero presenciar la matanza indiscriminada de civiles ha sido especialmente doloroso” y hace ver que las ramificaciones no se limitan a Europa del Este, sino que se superponen con la pandemia, cuyo “impacto repercutirá en las próximas décadas en formas que aún no podemos predecir”. Lo anterior es un mentís a los que creen que con negociar o ceder a las pretensiones rusas todo vuelva a ser como antes…

Es decir: con su decisión de provocar la guerra en Ucrania, Vladimir Putin inició un camino sin retorno y aunque la invasión se cancelase a la brevedad, los efectos no van a cesar de la misma manera y algunos de ellos los veremos con el paso de los años. No son predecibles, pero sí se pueden tomar algunas decisiones que ayuden a configurar el escenario que se avecina…

El brutal ataque de Rusia contra Ucrania ha trastocado el orden mundial que había estado vigente desde el final de la Guerra Fría

Larry Fink, CEO de BlacRock
Larry Fink, CEO y cabeza de BlackRock

¿Qué es lo que está terminando?

Luego de hacer un breve recuento del fin de la Guerra Fría, el nacimiento y expansión de la globalización, así como de la forma en que Rusia se interconectó con Europa occidental, afirma: “Pero la invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido durante las tres últimas décadas”. La pandemia nos aisló, polarizó y potenció el “comportamiento extremista”, pero lo de Ucrania unió a naciones y gobiernos, generando una guerra económica para sancionar y aislar a Rusia. Pero el ámbito privado ha ido más lejos, partiendo de que “el acceso a los mercados de capitales es un privilegio, no un derecho”. Rusia no puede desplegar sus reservas de divisas y se impide que el capital se despliegue en Rusia. “Estas acciones tomadas por el sector privado demuestran el poder de los mercados de capitales (…). Rusia ha quedado esencialmente aislada de los mercados de capitales mundiales, lo que demuestra el compromiso de las principales empresas de operar de manera coherente con los valores fundamentales”. BlackRock tiene poca actividad en Rusia, por eso pudo maniobrar sin verse tan afectada…

Aquí hay que hacer una aclaración. La Guerra Fría fue ganada por el llamado ‘proyecto trilateral’, que dio origen precisamente al modelo globalizador que nos ha regido y aunque fue de carácter ‘trilateral’, se orquestó en torno a Estados Unidos como la gran superpotencia vencedora. Pero, luego de los ataques terroristas de 2001, el mundo se encaminó hacia un sistema multipolar y no sólo por lo hecho por al-Qaeda. Hubo muchos otros factores que incidieron en lo que hoy presenciamos. El desafío de China al predominio de Estados Unidos por ser la primera potencia y el mercado más grande del mundo, la invasión a Ucrania de facto condujo a la desvinculación rusa del sistema económico y financiero global, y los esfuerzos de la Unión Europea por replantearse, han desbordado lo que queda del proyecto vencedor de la Guerra Fría…

La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido durante las tres últimas décadas

Larry Fink, CEO de BlackRock

La tecnología, sobre todo la de uso social, ha configurado una realidad mundial interconectada, que es a lo que llamamos ‘globalización’ y no parece que eso vaya a cambiar. Lo que ha llegado a su final es uno de los proyectos que rigió a la Humanidad después del desplome soviético y lideró el tránsito al siglo XXI. ¿Eso implica el declive de los Estados Unidos? Tal vez, pero no necesariamente. En su momento, Zbigniew Brzezinski dijo que quien deseara ser su relevo, iba a necesitar un sistema global para poder prevalecer y permanecer, en un escenario estable y seguro o arrebatarle el suyo a Estados Unidos…

Desde este punto de vista, se equivocan los que creen que todo es cuestión de supremacía política, militar o de mercado. Ese sistema de conectividad global necesita una superpotencia o conjunto de potencias que le dé ‘forma’, que le imprima al, siglo XXI su perfil definitivo. Es verdad que la situación indica que está rebasado el proyecto global implantado desde hace 30 años, pero eso no implica que el sistema de conectividad global sea cosa del pasado, porque hasta China requiere de uno para erigirse como la potencia más importante del siglo…

Como lo dijo Brzezinski: propio o arrebatado, la potencia vencedora del siglo XXI lo va a necesitar y la base está en el nuevo sistema de seguridad global que se requiere…

Zbigniew Brzezinski y el requisito para relevar a los Estados Unidos como superpotencia global

Tres lecciones de la invasión a Ucrania

Esto nos deja tres lecciones importantes: al margen de lo que resulte en Ucrania, Rusia se asestó un golpe a sí misma, al invadir a un Estado soberano (puesto que su proyecto que pretende se organice en torno a una Eurasia dominada por Rusia, dice basarse en la soberanía de sus integrantes); en segundo lugar, al menos temporalmente, Rusia ha quedado desvinculada de la economía global (tiene un proyecto, pero en los hechos carece de un sistema propio y ha sido reclasificada como ‘paria), y, tercero, al proponerle China a Estados Unidos acordar el sistema de seguridad global (a propósito de la advertencia de que si ayudase a Rusia a evitar las sanciones, habría consecuencias), se explica que Biden se haya hecho el desentendido, posponiendo el tema hasta que se resuelva lo de Ucrania…

China podría tener un sistema propio de alcance global, pero en el mediano plazo, no ahora y sentarse a negociar con el gigante asiático, teniendo pendiente el caso de Ucrania, sería ‘abrirle la puerta’ a China para que intente apoderarse del sistema. Si las dos potencias deben pactar un nuevo sistema de seguridad global, no debe ser en cualquier momento…

La situación no está fácil para nadie y existe la posibilidad de que parte de los objetivos de Putin al invadir Ucrania haya sido el empujar a Biden precisamente a negociar la seguridad global con Xi Jinping, con la intención de incorporar a China al tablero de Eurasia, en su vertiente Indo-Pacífico y liquidar a dos manos la preeminencia norteamericana. Por eso, la advertencia de Biden fue en el sentido contrario: “No te metas o habrá consecuencias” y China está jugando las cartas propias para no entrar en choque directo con Estados Unidos (evitando condenar como ‘invasión’ lo hecho por Rusia en Ucrania o votando en abstención). Es evidente que quien desee ser la superpotencia del siglo XXI, necesita contar con un sistema global propio o arrebatado…

El escenario global que se avecina

De forma precisa, Larry Fink nos anticipa lo que viene: “La agresión de Rusia en Ucrania y su posterior desvinculación de la economía global impulsará a las empresas y gobiernos de todo el mundo a reevaluar sus dependencias y a volver a analizar sus huellas de fabricación y ensamblaje, algo que Covid ya había incitado a muchos a comenzar a hacer”. Esto es clave…

Lo que el CEO de BlackRock propone es que las inversiones adquieran o recuperen su carácter geopolítico. De hecho, dice que la dependencia de la energía rusa no es lo único y que las empresas podrían “realizar más operaciones en tierra o cerca de las costas, lo que resulta en una retirada más rápida de algunos países”. Un dato interesante, asentado por Larry Fink, es que los beneficiados podrían ser “México, Brasil, Estados Unidos o centros de fabricación en el sudeste asiático”. El objetivo ha sido trazado: contar con mecanismo para ‘desacoplarse’ cuando se requiera (si el depender de alguna nación fuese un riesgo) y ‘desvincular’ al que vaya en contra del sistema global (populismo autoritario). El propio Fink reconoce que no será tarea fácil y traerá algunos desafíos: costes más altos, presiones en los márgenes y tendencias inflacionarias…

La agresión de Rusia en Ucrania y su posterior desvinculación de la economía global impulsará a las empresas y gobiernos de todo el mundo a reevaluar sus dependencias y a volver a analizar sus huellas de fabricación y ensamblaje

Larry Fink, CEO de BlackRock

Algo se va a perder o, mejor dicho, se mermará. Por primera vez se estaría reconociendo en los niveles más altos del poder global que no todo es ganancia y dinero, que también es importante el marco ético y la persistencia sistémica. De poco sirve el ganar mucho en lo inmediato si se pone en riesgo la viabilidad…

En otro plano, ligado tanto a los efectos de la pandemia como a los de la guerra en Ucrania, está el uso de monedas digitales y la posibilidad de un sistema de pago digital global, así como el marco regulatorio que se requiere. Como lo sostiene Fink, lo anterior podría ser muy eficaz contra el lavado de dinero y la corrupción…

Todo cambiará a partir de Ucrania

Tan pronto como se pueda, la idea es reducir la dependencia de la energía rusa y de sus materias primas. Eso tendrá un impacto en la economía global, pero se prefiere eso a depender de Putin. El peligro sistémico es lo que está unificando a gobiernos y empresarios, aunque se sacrifique parte de las ganancias y se tengan que sobrellevar la subida de precios en el gas y la luz…

Lo arriba indicado implica un problema para China en lo inmediato: como era previsible que se empiece a comprar menos gas a Rusia, Xi Jinping pactó comprarle parte de su producción a Putin (a precio bajo). Pero eso ocurrió justo cuando el dejar de depender cada vez menos del gas ruso pasaría por aumentar el uso del carbón en Occidente. China ha basado parte de su desarrollo económico en el carbón. Si comprará el gas a Rusia, ¿qué va a hace con su propio carbón? Los demás países, empezando por los occidentales, tiene otras opciones. De ser así, ¿venderá China su carbón a precio igualmente bajo para poder competir? ¿Qué caso tendría comprarle el gas a Rusia a menor precio, si lo que se ganaría de un lado se perdería del otro? Tal vez no vaya a ser un buen negocio. China tendría que venderle a alguien el carbón o el gas…

Si, como se prevé, el objetivo final serán las energías limpias, tarde o temprano los recursos no renovables quedarán obsoletos y eso tendrán su impacto geopolítico y geoeconómico…

Por lo pronto, la guerra en Ucrania ha entrado de lleno en su segundo mes, muy lejos de los tres o cuatro días que tenía pensado Vladimir Putin para alcanzar la victoria. Lo que ahora prevalece es el engaño. Mientras se dice que hay un cambio de estrategia para concentrar las fuerzas rusas en el Este de Ucrania y se pacta con los enviados de Zelensky una nueva ronda de negociaciones, se da a conocer la incorporación del grupo Wagner para lo que ya se anticipa como una guerrilla urbana. Lo que trata de hacer Vladimir es evitar a toda costa el quedar como derrotado, no por haber sido vencido por los ucranianos sino por lo que ya parece un verdadero desastre a un precio altísimo…

Aunque lo niegue, Vladimir Putin busca desesperadamente una salida digna. ¿Se la darán Estados Unidos y sus aliados? ¿En qué condiciones sería? En otro ámbito está su desvinculación del sistema económico global. ¿De verdad está pensando Putin en que Rusia quedé como un paria para siempre? Igualmente habrá que ver las condiciones de una eventual reentrada rusa en los mercados globales…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com