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Netanyahu y el futuro de Eurasia – Juan de Dios Andrade

Por primera vez en la historia, Irán ha atacado a Israel en su propio territorio y, por sí mismo, eso amerita una respuesta en los mismos términos. Sin embargo, pese a los magros resultados de la acción iraní, Benjamín Netanyahu estaría por jugar una carta de mayores alcances geopolíticos, con la cual se podría decidir el futuro de Eurasia y del mundo. Sin duda, Vladimir Putin y Xi Jinping entienden la importancia del momento histórico.

CONfines Políticos

14 de abril de 2024

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Irán jugó la única carta que tenía y, en principio, la jugó bien. Haber retrasado más la respuesta a Israel apuntaba a un estallido social por parte de grupos de extremistas, sobre todo en Teherán y a perder el respeto de sus aliados. Sólo tenía que escoger el modo más conveniente para pasarle a Israel la responsabilidad de una guerra regional, que, como se dijo abiertamente, la Casa Blanca no quiere. En pocas palabras, estaba “entre la espada y la pared”: echarse para atrás habría significado arriesgarse a una revuelta popular, mientras un ataque altamente letal habría justificado un contraataque israelí, cargando Irán con la responsabilidad de haber empujado a una conflagración a escala mayor…

Si todo transcurrió conforme al orden en que fluyó la información en los medios de comunicación y en las redes sociales, la primera oleada fue de drones que iban a tardar alrededor de 8 horas en alcanzar sus objetivos, luego vivieron los misiles balísticos con un tiempo estimado mucho menor para el impacto. ¿Por qué primero lanzaron los que tardarían más tiempo y, luego, los más rápidos? Si no existía el factor sorpresa por todo lo que se publicó y especuló en la víspera, lo lógico era tomar decisiones estratégicas no con criterios castrenses, sino geopolíticos y al parecer eso fue lo que hizo Irán…

Podríamos pensar que fue para lograr que todos llegasen casi al mismo tiempo y hacer que el ‘Domo de hierro’ colapsara, al igual que los otros sistemas de defensa israelíes. En tal caso, los iraníes serían unos tontos, porque habría bastado con empezar a derribarlos antes de que entraran en territorio de Israel, como así ocurrió. Tan lo sabía Teherán que, por eso, amenazó a los países vecinos en caso de que prestasen su espacio aéreo para que Israel o las fuerzas occidentales hicieran lanzamientos interceptores…

Un juego geoestratégico más allá de lo bélico

El ‘telegrama’ iraní

Como sabemos, la intimidación no funcionó del todo. Jordania y Arabia Saudita permitieron el uso de su espacio aéreo y la mayoría de los proyectiles fueron derribados (de hecho, adicionalmente hicieron labores defensivas). El resto causó poco daño. En un juego de manos que ya lo hubieran querido los mejores cineastas, la televisión estatal iraní difundió imágenes de los incendios forestales en Texas como si fueran los efectos de las oleadas contra Israel y en las redes sociales circularon imágenes de otros ataques o de simulaciones que se hacen para ilustrar el funcionamiento y poderío militar que se dice poseer…

Lo que les quiero decir es que, según la información disponible, fueron derribados los 185 drones kamikaze y lo mismo pasó con la totalidad de los misiles crucero (36). En cuanto a los 110 misiles balísticos, sólo 7 impactaron sin causar daños significativos. El saldo humano reportado tampoco es mayor. Militarmente hablando, se puede considerar que la respuesta iraní fue un fracaso o, si se prefiere, una puesta en escena con tal de salvar la cara y eso que no hemos entrado al tema de los misiles lanzados desde posiciones de Hezbollah y de los hutíes…

Donald Trump, ¿quién podría provocar la Tercera Guerra Mundial?

¿Fue una pifia el ataque? Me parece que no, puesto que toda maniobra estratégica sirve para aprender. Lo que sí es que Teherán pareció ‘telegrafiar’ de antemano todo lo que iba a hacer y no faltan los que creen que fue con la intención, a valores entendidos, de que los drones y misiles fueran derribados…

En tal caso, ¿por qué actuó así Ali Jamenei? Obviamente para satisfacer las exigencias de los extremistas de casa (“sí hubo un castigo a nuestro odiado enemigo”) y dificultar un contraataque contundente por parte de Benjamín Netanyahu. El hecho de que la delegación iraní en la ONU haya afirmado que el ataque había sido dentro de los términos del Artículo 51 de la Carta de la ONU y que de ese modo daban por zanjada la ofensa, dijo mucho del fondo del asunto: de responder con un bombardeo, Israel tendría que justificarlo ante las Naciones Unidas. Dicho de otro modo, le pasaron la responsabilidad de provocar una guerra regional y, de paso, Netanyahu quedó expuesto a una nueva tanda de presiones por parte de Jode Biden, a quien no le conviene una escalada en el contexto de las elecciones por la reelección presidencial. No olviden que una de las críticas recurrentes de Donald Trump a Biden consiste en señalarlo como el que va a provocar la Tercera Guerra Mundial…

He aquí la razón de que Lloyd Austin, secretario de Defensa de Estados Unidos, haya pedido a Yoav Gallant, su homólogo israelí, que le notifique a Estados Unidos antes de cualquier contraataque, lo que de suyo es todo un mensaje…

Joe Biden o el momento de decidir el futuro de Eurasia y de la reelección

La carta que Netanyahu está por jugar

Claro que Netanyahu tiene otro problema de carácter doméstico: de no responder al bombardeo iraní, podría perder el respeto y el poder. No ha logrado la liberación del resto de los rehenes en manos de Hamas y, encima, estaría envuelto en una nueva guerra. Asimismo, una acción desproporcionada quizás precipite precisamente ese desenlace. Netanyahu tiene mucho que pensar y, por lo pronto, en los medios de comunicación locales se dice que habrá una respuesta en las próximas 24 horas…

¿Qué es lo que está en juego a partir de este momento? Además de los efectos potenciales de una guerra regional, Benjamín Netanyahu podría intentar jugar una carta seductoramente peligrosa, aunque con poderosos motivos geopolíticos: ofrecerle a Estados Unidos y sus aliados, empezando por Europa occidental, ser el que liquide a uno de los grandes aliados de Vladimir Putin (Irán) e inmediatamente encaminar la situación para que Zelensky doblegue a Rusia en Ucrania. En el fondo, esto es lo que temen Ali Jomenei y Vladimir Putin: que a Biden le resulte un plan muy atractivo. Consideren las palabras del presidente de Estados Unidos el mismo día, cuando aseguró que el compromiso de seguridad con Israel es ‘férreo’…

En medio del ataque iraní, surgió algo que, sin duda, ha inquietado tanto al Kremlin como a Teherán: el que se haya interceptado uno de los misiles balísticos fuera de la atmósfera, por parte del sistema de misiles hipersónicos ‘Arrow 3’ o por un SM-3 lanzado desde un barco norteamericano. Esto indica que, aunque Irán no hubiera ‘telegrafiado’ sus intenciones, de todos modos, habría tenido magros resultados y la versión de que Irán no se abocó en serio a castigar (‘telegrafiando’ sus intenciones) sería parte de la propaganda ruso-iraní para ocultar un rotundo fracaso. Aunado a la superioridad en tecnología militar por parte de Estados Unidos y sus aliados, en realidad los servicios de inteligencia occidentales los tenían muy bien vigilados y, más bien, Irán decidió no hacer un lance de alto riesgo…

¿De verdad se creen que Israel necesite justificar una contestación en los mismos términos? Claro que no y aquí se inserta el reciente fallo judicial en la Argentina de Javier Milei sobre el ataque terrorista a la AMIA y a la embajada israelí en Buenos Aires, hace 30 años, ordenado por Irán y ejecutado por Hamas. Por si no bastase con la oleada de misiles del sábado como razón suficiente, los términos de la Justicia argentina dejan a Irán como ‘Estado terrorista’, lo ocurrido en los años 90 no prescribirá y puede ser castigado en cualquier parte del mundo. ¿Se entienden los alcances geopolíticos de la resolución? No estamos hablando solamente de que Israel deba hacer una escalada para demostrarle a sus adversarios su superioridad bélica, sino de que estaría por decidirse el futuro geopolítico de Eurasia y del resto del mundo…

Me parece que Xi Jinping también tiene mucho en qué pensar…

Hasta entonces…

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