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Calles, el Niño Fidencio y el espiritismo milenarista – Juan de Dios Andrade

Plutarco Elías Calles sigue siendo un personaje polémico, tanto por el conflicto religioso que desembocó en la Guerra Cristera como por algunos aspectos relativos a sus creencias y convicciones, que se insertaban en la llamada ‘religiosidad popular’ en torno al espiritismo y al Niño Fidencio. ¿Qué había detrás de todo eso?

CONfines Políticos

11 de agosto de 2023

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Fue un 8 de febrero de 1928 cuando Plutarco Elías Calles arribó a Espinazo en Mina, Nuevo León. Había ido con la intención de conocer a José de Jesús Fidencio Constantino Sintona, mejor conocido como ‘El Niño Fidencio’, un curandero que tenía cierta fama regional, pero que, a raíz del viaje del entonces presidente de México, su popularidad rebasaría fronteras. Un charlatán para unos. Un milagrero dotado de poderes sobrenaturales, para otros. Sin embargo, hay indicios de que ninguna de las dos cosas atrajo la atención de Plutarco…

¿A qué fue exactamente a Espinazo? Como pasa con su biografía, sus seguidores dan distintas versiones que han alimentado toda clase de leyendas en torno a su persona y sus supuestas facultades curativas. La más difundida dice que Plutarco Elías Calles padecía de una enfermedad que nadie le había podido curar. Lepra o herpes, según la fuente. Pero no hay registro sobre ninguna de las dos, ni de tratamientos fallidos a los que se haya sometido el sonorense…

Mucho menos de que su hija tuviese la misma enfermedad, pues, según sus partidarios, Hortensia Elías Calles Chacón habría sido curada al igual que su padre…

De lo que sí hay datos es sobre una dolencia en una pierna, cuya curación había intentado encontrar durante un viaje a Europa, mismo que había realizado antes de asumir la Presidencia y que más bien le había servido para observar de cerca el ascenso del nazismo y el fascismo, y la fascinación que estaban ejerciendo en la opinión pública…

Volvemos a la pregunta: ¿por qué deseaba entrevistarse con el Niño Fidencio? Tal vez la respuesta haya que buscarla en su situación sentimental…

La ruta del espiritismo

Don Plutarco se había casado sólo civilmente con Natalia Chacón Amarillas, originaria de Mazatlán, Sinaloa. En aquel entonces, ambos se declaraban ateos. Natalia padecía asma, lo que explica sus crecientes problemas respiratorios. En 1927, fue internada en un hospital luterano en Los Ángeles, por una embolia pulmonar, muriendo el 2 de junio…

Plutarco Elías Calles había mostrado cierto desapego hacia su familia y esposa, pero, a partir del deceso de Natalia, se sumió en una fuerte depresión. Esto fue lo que le llevó a buscar al Niño Fidencio: deseaba comunicarse con su esposa fallecida. Estaba afectado por ese tipo de tristeza del alma a medio camino entre el arrepentimiento y el remordimiento. Lo primero lleva a la conversión. Lo segundo, a la desesperación, al resentimiento destructivo y, en algunos casos, al suicidio…

Plutarco no se suicidó, pero es obvio que transitó por el segundo camino, hasta quedar atrapado por la desesperanza y el rencor. Confrontado a muerte con la Iglesia por la Guerra cristera (1926-1929), quedó imposibilitado para recibir el auxilio espiritual adecuado y quedó bloqueado el camino de su conversión. No quiero sonar dramático, pero, hasta la fecha, nadie parece reparar en ese detalle crucial. Quizás el equipararlo a una especie de ‘anticristo’ ha impedido ver que hubo un momento en que Calles cruzó una ‘línea roja’ y ya no fue capaz de volver sobre sus pasos. Se atemperó un poco, eso sí, a partir de su exilio, pero nada más. El restó quedó en la intimidad de su consciencia, especialmente en sus últimos segundos de vida…

Volviendo al tema, uno de los ‘métodos curativos’ del Niño Fidencio consistía en untar al enfermo con un preparado hecho a base de miel y eso fue lo que hizo con Calles, siendo lo más importante el diálogo que tuvieron por espacio de tres horas y que el presidente haya quedado en algo parecido a un trance. ¿Qué le dijo el Niño Fidencio? No lo sabemos con certeza. ¿Le dio a conocer algún ‘mensaje del más allá’, por parte de Natalia? Es posible, pues precisamente a eso había ido Plutarco hasta Espinazo…

El Niño Fidencio. ¿Charlatán o curandero con poderes sobrenaturales?

Curanderismo milagrero e invocaciones a los muertos

En otras circunstancias, se podría hablar del Niño Fidencio como un curandero o milagrero más o menos estrafalario y, ciertamente, se insertaba en la amplia y difusa corriente de religiosidad popular, con todas las mezclas dispares que implica. Pero eso no era todo: el Niño Fidencio también se vinculaba con un modo peculiar de comunicaciones con los muertos…

Fidencio había nacido en Irámuco, Guanajuato, en donde conoció a Enrique López Segura, sobrino de un cura apellidado Segura, a quien sirvió en diversas tareas. La información más fiable, indica que fue entonces cuando adquirió una ingente cantidad de conocimientos sobre herbolaria, lo que explica esa aparente capacidad sobrenatural curativa y se dice que le fue proporcionado un libro que versaba precisamente sobre las plantas, aunque luego, ya estando en Espinazo, dijo que se lo había entregado Jesucristo en una aparición…

En 1912, se fue con la familia de su amigo a Morelia en calidad de cocinero y, al año siguiente, Enrique López Segura se unió a las filas villistas bajo las órdenes del general Rodolfo Fierro, alcanzando el grado de coronel. El lapso de ausencia de Enrique, está plagado de muchas versiones sobre lo que hizo Fidencio, hasta que, en 1921, el villista lo hizo venir a una hacienda en Espinazo, propiedad del alemán Teodoro von Wernich y de la cual era administrador…

Aunque al principio fue reprendido por sus continuas equivocaciones, hasta llegar al castigo físico, pronto Teodoro se percató de los conocimientos medicinales de Fidencio y le pidió que lo sanara de algunas dolencias. En paralelo, había comenzado curando animales, para, en breve, tratar también a la gente humilde. Se nota que lo hizo muy bien, porque Teodoro von Wernich se convirtió en su ferviente promotor. Teodoro era un creyente convencido del espiritismo y fue el de la idea de mezclar el curanderismo y milagrería de Fidencio con las invocaciones a los muertos…

Es fácil entender que su primera fama procede precisamente de curar a los desposeídos, a los que lo habían perdido todo durante la revolución y que, ahora, se enfrentaban a la dura tarea de retornar a su vida cotidiana en medio de la pobreza extrema. Era gente sencilla, humilde y con casi nada de educación o formación. Fueron pasto seco para el incendio espiritista…

Todas sus ‘curaciones’ incluían trances y posesiones, y lo mismo pasó durante el encuentro con Plutarco Elías Calles en 1928…

Von Wernich estaba seguro de que, así como el igualmente espiritista Francisco I. Medro había iniciado una revolución y derribado el régimen de Porfirio Díaz, el Niño Fidencio podía encabezar otra dirigida a curar almas y cuerpos mediante la dirección de entidades sobrenaturales. El arribo de Calles a Espinazo fue la ocasión para relacionar el poder del curandero Fidencio con el México posrevolucionario, a través del que, al ser asesinado Álvaro Obregón, se erigiría como el ‘Jefe Máximo’ de la Revolución…

Como es lógico, en esa corriente coincidieron el curanderismo milagrero, el movimiento ácrata, el espiritismo, los ferrocarrileros (el ferrocarril fue uno de los factores claves en la difusión de las invocaciones a los muertos) y las logias masónicas…

El retorno de los espíritus

En 1930, Plutarco Elías Calles no sólo colocó en la Presidencia a Pascual Ortiz Rubio, sino que de paso encontró consuelo en Leonor Llorente Machado, pianista y soprano yucateca, con la que se casó por lo civil. Pronto, hubo otra pérdida: víctima del cáncer, Leonor moriría el 25 de noviembre de 1932. A partir de esa nueva viudez, Plutarco ya no encontró paz. Pasaba el tiempo de un lugar a otro: de alguna de sus propiedades personales a las de sus hijas o amigos, y asistiendo a sesiones espiritistas para recibir alguna cura milagrosa de ultratumba…

Plutarco interactuó con el Instituto Mexicano de Investigaciones Síquicas, A.C., que difundía el espiritismo que abrevaba en la obra del francés Allan Kardec y a cuyas sesiones también asistía gente de la talla de Gutierre Tibón. El Instituto fue fundado por Rafael Álvarez y Álvarez de la Cadena, hermano del general José Álvarez, que fue jefe del Estado Mayor durante la presidencia de Calles. En la primera sesión a la que asistió Plutarco, estuvieron los hermanos mencionados y el general José María Tapia, amigo personal del expresidente…

En las sesiones del Instituto llegaron a participar Ezequiel Padilla, Miguel Alemán Valdez (en su calidad de secretario de Gobernación de Manuel Ávila Camacho) y su esposa Beatriz Velasco, así como Jaime Torres Bodet, Félix Fulgencio Palavicini, Ramón Beteta y Luis N. Morones, entre otros. Pese a morir en 1945, las actas registran que contactaron a Plutarco Elías Calles en 1947…

Sin embargo, hasta los propios espiritistas fallan al decir que la afición del otrora ‘Jefe Máximo’ empezó durante su destierro, obviando al Niño Fidencio. Más bien, durante su estancia en Estados Unidos creció su inquietud sobre el tema y hasta habló con Carlos María de Heredia, sacerdote jesuita, sobre determinados aspectos del espiritismo. El Padre Heredia se hizo famoso desenmascarando los fraudes espiritistas y no faltan los que afirman que tuvo lugar la conversión de Calles. Es verdad que las relaciones fueron cordiales, como también lo fueron con José Vasconcelos en la misma época, pero de ahí a una conversión hubo mucha distancia…

El Padre Heredia debatió con gente de la talla de sir Arthur Conan Doyle y tenía amistad con Houdini y John Mulholland. Siempre le distinguió su honestidad intelectual, pues en sus libros deja en claro los fenómenos metapsíquicos cuya explicación natural o fraudulenta no era muy convincente que digamos, dejándolos para estudios más detallados. Hasta la fecha, sus investigaciones son lectura obligada sobre el espiritismo y sus verdaderos alcances…

Si lo vemos bien, la Cristiada se desencadenó cuando Plutarco Elías Calles se declaraba ateo, pero alcanzó su punto de máxima confrontación cuando derivó hacia el espiritismo milenarista. Sí, porque el espiritismo del cual estamos hablando es una interpretación intramundana de la escatología católica, de la cual es una burda imitación…

Hasta entonces…

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