Mié. May 15th, 2024

Eurasia, Eurochina y la seguridad global – Juan de Dios Andrade

¿Estamos entrando a la era geoespacial? ¿Cómo afectará eso a nuestras vidas? Presenciamos un forcejeo entre dos proyectos, el de Eurasia y el de Eurochina. ¿Podrá reformular Estados Unidos su juego en el escenario en cuestión?

CONfines Políticos

Rebasado el esquema bipolar de la Guerra Fría y el sistema trilateral que resultó vencedor, al mundo le urge un nuevo sistema de seguridad global. Los tres jugadores geopolíticos más importantes, lo saben, pero Estados Unidos, China y Rusia están enfrascados en una confrontación por la preeminencia global que amenaza con provocar una ruptura que podría ser aprovechada por un amplio abanico de poderes fácticos legítimos o delictivos…

Resulta comprensible que cada potencia, sea del calado que sea, tenga una serie de intereses que le llevan a tomar determinadas decisiones, pero lo cierto es que un sistema de seguridad sería más efectivo si fuese el resultado de un proyecto coherente y eso es precisamente lo que brilla por su ausencia en el forcejeo de los tres gigantes en cuestión…

O si se prefiere: en el escenario geopolítico prevalece la lucha por el poder frente a la necesidad de coherencia sistémica…

La ruptura global

Si algo está caracterizando a lo que va del siglo XXI, es la creciente digitalización de nuestra vida cotidiana, misma que ha sido potenciada por la pandemia del COVID-19. Temerosos de ser contagiados, cada vez realizamos más operaciones virtuales. No todas las actividades humanas, sociales o individuales, podrán digitalizarse, pero sí buena parte de ellas y es posible que, al final, ciertos giros comerciales desaparezcan para siempre…

Dinero virtual, comercialización mediante la amplia gama de recursos disponibles en la Internet, operaciones bancarias y de inversiones usando aplicaciones móviles; clases, cursos y conferencias en línea, así como toda la interacción que se desarrolla en las redes sociales y muchas cosas más…

¿Se imagina lo que podría suceder de ocurrir una ruptura de la conectividad global, sin, a su vez, contar con un sistema de seguridad? Porque hasta ahora tanto el sistema de seguridad global como la Internet amenazan con fracturarse en tres grandes bloques: Estados Unidos, China y Rusia…

Sin duda, la delincuencia organizada, que ya se ha globalizado, aprovechará las ‘fronteras’ brumosas entre los tres enclaves para hacer de las suyas y tampoco podemos olvidar las acusaciones cruzadas entre los tres contendientes por presunto uso de ‘guerrilleros informáticos’ y cibernautas que estarían detrás de los ciberataques que han ocurrido recientemente…

La ausencia de un sistema de seguridad y de conectividad global coherente, convertiría a los bordes fronterizos, geográficos o virtuales, en ‘tierra de nadie’. Con todo lo que eso pueda significar…

Agreguemos los pronunciamientos de diversos gobiernos populistas, que pretenden contar con una Internet ‘propia’, para calibrar la magnitud del problema. Por increíble que parezca, mientras la red global podría partirse en tres, también están los que quieren una gama de redes locales o nacionales en aras de un ultranacionalismo rancio…

El juego global de la Unión Europea

Cuando Donald Trump asumió a China como el enemigo a vencer, dio al traste con la propuesta de Zbigniew Brzezinski de crear un sistema de seguridad global mediante una alianza con Xi Jinping, que dejase a Vladimir Putin ante la disyuntiva de sumarse o quedar marginado. En el ánimo de Trump pesó más detener el ascenso de China como la nueva potencia global y fue condescendiente con Rusia…

Brzezinski nunca se cansó de afirmar que la estrategia geopolítica de Trump era incoherente y que habría consecuencias: Estados Unidos podría ser desplazado del liderazgo global…

Esto explica la actitud asumida por la UE, especialmente por Alemania, que ve como un grave error lo que fue la geoestrategia de Donald Trump. Privilegió los factores geoeconómicos frente a los geopolíticos, sin un plan de contrapeso y terminó confrontado con China y con una Rusia fortalecida, así como con una relación deteriorada con la UE y con sus aliados de la OTAN…

Es verdad que, en algunas cosas, Trump tuvo razón, pero su personalidad autoritaria y el pretender resolver los asuntos geopolíticos de manera desvinculada unos de otros, produjeron una anomalía sistémica que potenció a sus adversarios…

La guerra tecnológica y comercial es altamente compleja y, ahora que se habla tanto del gigante asiático, debemos tener presente que los dispositivos telefónicos chinos requieren de componentes y tecnología que ellos no poseen. Esta es la oportunidad que está aprovechando Alemania y que tanto disgusto causó a Trump…

Todo ello en medio de una feroz disputa por el control de mantos acuíferos y de diversas áreas estratégicas de recursos naturales necesarios para la vida cotidiana…

Este es el escenario que Joe Biden está tratando de revertir…

El forcejeo entre Eurasia y Eurochina

Es evidente que, mediante una adaptación estratégica, la UE está siguiendo la hoja de ruta bosquejada por Brzezinski, en el sentido de sellar una gran alianza con China para neutralizar los ánimos rusos…

La anhelada recomposición del proyecto geopolítico de Eurasia en la Rusia de Putin es lo que tiene muy inquietos a los geoestrategas europeos, especialmente en Alemania, Francia, Hungría, Polonia, Ucrania y en general en el intrincado corredor de los Balcanes hasta llegar a Turquía, que posee la única ciudad del mundo entre dos continentes, así como en la Europa más meridional…

Trump tuvo la oportunidad de elegir. La UE, no. O fortalecía sus vínculos con China, alejándose de Trump o en poco tiempo habría quedado a merced de Vladimir…

China tampoco tenía mucho margen. Una recomposición del proyecto de Eurasia no sólo afectaría a Estados Unidos y a la UE, sino también al proyecto geopolítico chino y no olvidemos el forcejeo entre China y Rusia por las llanuras centrales de Asia…

Donald Trump no calculó bien que su estrategia iba a propiciar un acercamiento entre la UE y China, en un contexto internacional en el cual Xi Jinping se está apoderando de los principales puertos en todo el orbe…

China espera pacientemente a que se termine la era de Angela Merkel y la de Emmanuel Macron, para propiciar una reformulación geopolítica de lo, tentativamente, podríamos llamar ‘Eurochina’…

Sin duda, un asunto delicado será el del terrorismo islamista y las conexiones con el ámbito político y el bajo mundo…

La democracia entre dos polos autoritarios

¿Sobrevivirá la democracia en medio de la disputa por la llamada ‘Isla mundial’? Porque, si lo vemos bien, ambos proyectos tienen dos polos de un lado y dos del otro. Un par es de corte autoritario, mientras el otro binomio es más proclive a las evoluciones de lo que fuera la democracia liberal…

Acercándose a la UE, Xi Jinping busca disputarle la recomposición de Asia y Europa a Vladimir Putin, pero uno y otro no son precisamente referentes democráticos. La UE en su conjunto y Estados Unidos (como factor geopolítico externo al ‘gran tablero mundial’) podrían funcionar como contrapeso a los dos polos autoritarios…

A estas alturas, Jose Biden ya sabe que, más pronto o más tarde, tendrá que replantearse la propuesta de Brzezinski y derivar en una nueva estrategia de seguridad global pactada entre Estados Unidos, la UE y China. ¿Qué va a pasar con el espectro musulmán, en donde, además del terrorismo, los gobiernos no son precisamente un ejemplo de democracia? Este es el contexto en el cual Joe Biden convocó a una cumbre virtual de las democracias en diciembre, para acordar la estrategia a seguir frente a los autoritarismos en medio de la pandemia…

La cita será los días 9 y 10 de diciembre, con tres compromisos que se irán evaluando para reunirse un año después: defensa de la democracia frente al autoritarismo, combate a la corrupción y promoción del respeto a los derechos humanos…

Prevalezca Eurasia o Eurochina, así como un sistema a medio camino entre los dos, lo cierto es que el gran reto será garantizar la viabilidad de la democracia…

De algún modo es una guerra, mas no al modo tradicional sino de carácter geopolítico. ¿Podría derivar en una conflagración armada? Tal vez. Aunque hasta ahora el armamento ha sido usado con fines disuasivos, no podemos minimizar la posibilidad de una confrontación bélica, así como tampoco la acción del terrorismo globalizado y de los grupos delictivos…

No todo era cuestión de que Biden y Putin se sentasen a dialogar…

Más allá de la Tierra

En una realidad como la nuestra, es difícil que un presidente escuche a una sola persona para tomar decisiones delicadas, sobre todo en cuestiones geopolíticas. Por si no bastase con lo arriba indicado, también están las decisiones relativas a la seguridad hemisférica y hasta el nuevo auge de la carrera espacial. ¿O ustedes creen que gente como Elon Musk y todos los que impulsan esta segunda ola, sean ‘soñadores’ que sólo tienen en mente colonizar otros planetas? Claro que no, detrás de lo que estamos viendo se encuentran los planes para explotar los recursos naturales disponibles más allá de la Tierra, empezando por la Luna…

Ha terminado la era de la geopolítica global puramente terrestre, dando paso a la era geoespacial. Los conflictos geopolíticos tendrán que ver con la conquista, colonización, explotación y posesión del espacio. Control de mantos acuíferos, de los puertos y recursos marítimos, de la producción agrícola y alimentos procesados, desplazamientos migratorios, flujo comercial tanto económico como tecnológico, seguido de un largo etcétera que nos da una idea del grado de complejidad de los asuntos estratégicos actuales y futuros, sin olvidar el peso que están teniendo las ciudades globales…

A eso se refiere Klaus Dodds, profesor de la Universidad Royal Holloway de Londres, en su libro Guerras fronterizas. Los conflictos del mañana, en donde demuestra que las fronteras del futuro poco o nada tendrán que ver con el modo en que las hemos entendido…

Sin embargo, es verdad que siempre hay alguien cuya opinión tiene más ascendencia y, a propósito de la reciente visita de funcionarios de seguridad de Biden a México, hay que tener presente la importancia que tiene Jake Sullivan como consejero de Seguridad Nacional y de Alejandro Mayorkas, en su calidad de secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos…

Sullivan es un experto en el tema de las armas nucleares, en Irán y, por ende, en aspectos clave del terrorismo islamista y sus nexos con organizaciones delictivas. No deja de ser significativo el que se hayan reunido con funcionarios mexicanos de Relaciones Exteriores, Hacienda y Economía…

Fue un claro mensaje al gobierno mexicano de que la seguridad hemisférica está vinculada con asuntos globales y no podía faltar la discrepancia en los posicionamientos oficiales: mientras el canciller Ebrard afirmó que todo era ‘miel sobre hojuelas’, Tatiana Clouthier sostuvo que Estados Unidos no tiene por qué venirle a decir a México lo que debe hacer en materia de derechos laborales. Parece que alguien no entendió de qué se trataba la visita…

En el caso de Vladimir Putin, la cosa es distinta. Si algo ha caracterizado a Vladimir es que su gobierno se parece más a un aparato de inteligencia que a otra cosa. Jake Sullivan tiene como contraparte a Nikolái Pátrushev, con una larga experiencia en el FSB y quizás el hombre de más confianza de Putin. Gradualmente desplazó a Serguéi Ivanov como cabeza del llamado Grupo de San Petersburgo. De hecho, fue el sucesor de Vladimir al frente del FSB y, luego, pasó a ser secretario del Consejo de Seguridad. En otro plano, se mueve Alexander Dugin (Duguin)…

¿Podrá Joe Biden remontar el estado en que le dejó Trump el escenario geopolítico? ¿Podrá reformular sus relaciones con la UE, la OTAN y encontrar una salida a las relaciones con China y Rusia? Sin duda, los caminos de la Estados Unidos, la UE, China y Rusia se terminarán cruzando en muchos aspectos, incluyendo el Medio Oriente…

A la espera de Eurasia, de Eurochina o de algún resultado híbrido, pero, sobre todo, del sistema de seguridad global que tanta falta hace…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com