Mié. May 15th, 2024

Francisco o la geopolítica de la conversión – Juan de Dios Andrade

Hay muchas inquietudes sobre el modo en que el Papa Francisco conduce la Iglesia. ¿Se ha equivocado en sus decisiones o es un Pontífice incomprendido? ¿Cuál es el momento histórico que le ha tocado vivir al frente de la Iglesia? ¿Estamos en tiempos del Apocalipsis?

CONfines Políticos

17 de marzo de 2023

Es posible que el Papa Francisco no sea el pontífice más criticado de cuantos han gobernado la Iglesia, pero pareciera que sí y eso tiene su explicación: le ha tocado de lleno la era del mundo global, porque una cosa es estar de acuerdo o en desacuerdo con tal o cual proyecto de globalización y, otra, el complejo sistema de comunicación y conectividad mundial que tenemos…

En este sentido, Vladimir Putin es un globalista, Xi Jinping también, no digamos el globalismo occidental y quizás a los que tendríamos que considerar aparte sea a uno que otro dictadorzuelo que se cree que el mundo empieza y termina en torno a él y su voluntad narcisista…

Esto significa que cualquier cosa que haga o diga el Papa, tiene un efecto global y viceversa: lo que se diga sobre él o sobre la Iglesia, bueno o malo, repercute en la misma dimensión. Pero no estamos hablando de un problema de comunicación y conectividad…

Por primera vez se está en condiciones de predicar el Evangelio a todos los rincones de la Tierra, pero el disgusto de aquellos que se incomodan con la misión pastoral de la Iglesia se globaliza de la misma manera…

Un Papa en tiempos difíciles

La convergencia entre Dios y el Hombre

¿A qué le temen? Sin duda, a que, también por primera vez, tenga lugar la universalización de la fe. Es decir: de que la Persona de Jesucristo se haga vida en los corazones de aquellos que lo acepten y, en cierto modo, asistimos al encuentro entre el Hijo y la Humanidad, porque la fe no versa sobre un sistema ético o de valores, aunque los implique, sino sobre Dios mismo…

Aquí no tienen cabida ni el formalismo intelectual, asentado en el principio de razón suficiente, ni el vitalismo que se apoya en una mal disimulada creencia en la superioridad racial o cultural…

Es la convergencia entre la Persona Divina y la persona humana, y no está ocurriendo dentro de los viejos moldes de las ideologías modernas, de suyo totalmente desfondadas, ni tampoco dentro del sistema global, sea de cuño occidental, ruso, chino o de cualquier otra índole, sino en función de la universalidad de la fe…

Porque lo universal indica ‘pertenencia’ y si el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, el Hombre le pertenece a Dios y Dios le pertenece al Hombre. No estamos hablando de ‘propiedad’, sino de ‘donación’…

El amor es donación y, al donarse entre sí, se pertenecen mutuamente. El ser humano encuentra en Dios el origen de su identidad y Él recupera (redime) a su criatura-hijo que porta las huellas de su Creador…

Estamos clausurando una época y una mentalidad distinta a la era de Constantino, pero íntimamente ligada a ella y que surgió después: con la Modernidad emergió una interpretación milenarista del Apocalipsis, auspiciada y fomentada por los enemigos de la Iglesia Católica, especialmente los vinculados al eje masónico-iluminista de las sociedades secretas, que comenzaron a identificar como ‘Anticristo’ a los adversarios de los poderes políticos a los cuales servían o a los que consideraban contrarios a sus proyectos facciosos

Juan de Dios Andrade

Se está abriendo un nuevo camino entre el imponente edificio intelectual que se erigió en la Edad Media y el llamado ‘existencialismo cristiano’, no siempre bien comprendido por los acérrimos partidarios polarizados (que no ‘polares’) en algún punto de ambas corrientes…

Digo: “no siempre bien comprendido”, porque parece que no se han enterado de que, por ejemplo, la palabra más usada por alguien como Santo Tomás de Aquino es ‘existencia’ y sus derivados. No en vano, la base de su aportación gira en torno al ‘Acto de Ser’, descubierto y formulado por el aquinate, puesto que la esencia de Dios es existir…

Ahora que se han cumplido diez años del pontificado del Papa Francisco, quizás su signo distintivo vaya a ser precisamente el arranque de esa convergencia (encuentro) a escala global entre Dios y el Hombre…

Pero eso está ocurriendo en un determinado contexto geopolítico…

¿Un encuentro entre Dios y el Hombre a escala global?

Geopolítica del Imperio

¿Hasta cuándo vamos a entender que presenciamos una feroz disputa por el poder global y que resulta baladí el discutir si todo empezó porque alguien publicó primero sobre cómo destruir a su adversario y la contraparte actuó para salvaguardarse? ¿De verdad se creen ese cuento, que despide cierto tufo farisaico? La experiencia histórica nos demuestra que al secularismo le tienen sin cuidado las formas cuando del poder se trata y que el pretexto iba a ser lo de menos…

Ni unos decidieron invadir Ucrania por lo que publicó Brzezinski sobre cómo expandir la OTAN o desmembrar a Rusia, ni los otros se encaminaron a ajustar cuentas con Vladimir por haberla invadido. Esto ya se venía ‘cocinando’ de antemano y sólo se esperaba la ocasión…

Sería tan tonto como creer que la disputa entre EE. UU. y China es por Taiwán y ya. Uno de los principios geopolíticos señala que una potencia en ascenso, primero, debe imperar en su ‘patio’ o área de dominio circundante, y China pretende el control absoluto del Mar de la China, lo que le daría margen para regir, directa o indirectamente, a 5 o 7 países del entorno. La potencia norteamericana quiere, a su vez, estropear lo anterior para impedir que China se convierta en la superpotencia del siglo XXI…

No niego la importancia de los microprocesadores que se fabrican en Taiwán, pero eso es otra cosa. El punto es el arranque o cancelación del proyecto global del gigante asiático…

La disputa por el poder global incluye la configuración de pactos político-religiosos, con un impacto en lo que la Teología llama: ‘los signos de los tiempos’ y eso tiene especial relevancia para el Papa Francisco

Juan de Dios Andrade

Al invadir Ucrania, Putin quería imponer sus condiciones a Occidente, adueñarse de la agenda política europea y fracturar las relaciones trasatlánticas, pero también que EE. UU. y la OTAN se metieran al conflicto directamente, para que China invadiera de inmediato Taiwán y se adueñara del ’patio marítimo’, por el que pasa buena parte del comercio de la región…

El reciente incidente provocado por Rusia respecto a un dron en el Mar Negro, fue una maniobra para provocar que Estados Unidos se involucre en un extremo de Eurasia y se distraiga del otro…

La posibilidad de universalizar la fe se presenta en medio de una disputa por la configuración definitiva del siglo XXI, pero las coordenadas geopolíticas y las de la convergencia entre Dios y la Humanidad son de distinta naturaleza…

Este es el contexto geoestratégico cuya composición hay que saber distinguir: de un lado, el Papa Francisco tiene a la globalización, catalogada por él como “el totalitarismo más peligroso de la posmodernidad”, en el prólogo al libro Una apuesta por América Latina de Guzmán Carriquiry; del otro, hay dos proyectos que se presentan como adversarios del ‘imperialismo global’, el ruso y el chino. De distinta manera, las propuestas sino-rusa recurren al viejo mito de que la ‘salvación’ del Occidente cristiano vendrá del Oriente…

La permanente disputa por Eurasia

En los confines de San Vladimir y el Gran Kahn

Vladimir ha reformulado el culto a San Vladimir (aprovechando que lleva el mismo nombre) y, desde que llegó al poder, se ha difundido su devoción dentro y fuera de Rusia, al punto de financiar iglesias en el extranjero. Su alianza con la Iglesia Ortodoxa Rusa, constituye un eje político-religioso que busca convertir a Moscú en la capital mundial del cristianismo, bajo el entendido de que ‘la decadencia de Occidente’ abarca a la Iglesia Católica…

Putin quiere revertir la Historia: así como la caída de Constantinopla (1453) desembocó en la consolidación del papado católico, apostólico y romano, el naufragio del cristianismo occidental sería la restauración del polo ortodoxo en el siglo XXI…

Xi Jinping, a su vez, ha ido hasta la ‘raíz asiática’ del mito: el imperio del Gran Kahn, de cuyas ciudades se llegó a decir que eran de ‘oro y piedras preciosas’. Los escritos de Marco Polo, mezclados con la mentalidad popular de la Europa cristiana, hicieron creer que, algún día, de allá vendría la fuerza que los salvaría del ‘peligro musulmán’…

Iniciado su tercer mandato, Xi Jinping enarbola un proyecto eminentemente pragmático que reinterpreta las viejas creencias occidentales. Mientras hacia dentro de China persigue y reprime a los musulmanes uigures, en el exterior media entre Irán y Arabia Saudita…

Los uigures habitan en el noroeste de China y en algunas partes de Hunan, pero se sienten más unidos a sus hermanos de etnia y religión de Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán, lo que representa un peligro separatista para Beijing. Sin embargo, también hay que reconocer que los uigures han organizado ataques contra la etnia Han (a la que pertenece Xi Jinping y la gran mayoría del Partido Comunista Chino), como la matanza de 2009 en Sinkiang, que cobró la vida de casi 200 integrantes de los Han…

Entre el mito y la leyenda

De suyo, el proyecto uigur de fundar el Turquestán Oriental como país independiente, podría disputar la preeminencia sino-rusa en Asia Central y en las zonas uigures está en juego el control del carbón, petróleo y gas, así como de minerales y metales de especial importancia…

En los orígenes del Partido Comunista Chino hubo una clara raíz evangélica y un marcado encono con la Iglesia Católica (sobre todo con los jesuitas) y algunas denominaciones protestantes. Para Xi Jinping, el verdadero problema está en la comunidad católica, sobre todo en la llamada ‘Iglesia clandestina’. El Partido Comunista pretende controlar especialmente el nombramiento de obispos, como se pudo apreciar en el caso del obispo auxiliar de Jiangxi (2022), cuya diócesis, por cierto, no es reconocida por Roma y, ocasionalmente, las autoridades estatales demuelen instalaciones eclesiásticas y quitan cruces…

En pocas palabras: Putin ha consolidado una alianza entre el poder político y el poder religioso ortodoxo, mientras Xi Jinping busca domeñar la intrincada realidad religiosa para imponer un eje que parece imposible, excepto en un sentido pragmático: entre un Partido cuya ideología es atea y determinadas religiones. De hecho, Xi Jinping se presenta como ateo…

En dicho escenario geopolítico, debemos tener presente que Estados Unidos tiene por delante resolver la sucesión presidencial de 2024 y las intenciones de Donald Trump de regresar a la Casa Blanca. Para el tema que nos atañe, el globalismo norteamericano simboliza un proyecto en el que se inserta sobre todo la vertiente presbiteriana, en tanto el trumpismo cuenta con el respaldo de influyentes lideres evangélicos, aunque no todos se alinean con Trump. Unos más cercanos a la ideología de género, el aborto y familias alternativas, los otros más adversos…

Lo que les quiero decir es que la disputa por el poder global incluye la configuración de pactos político-religiosos, con un impacto en lo que la Teología llama: ‘los signos de los tiempos’ y eso tiene especial relevancia para el Papa Francisco…

¿Una ‘salvación’ intramundana?

¿Apocalipsis de la conversión o Apocalipsis de la confrontación?

El actual pontificado asume, como una de sus características más significativas, la ‘desacralización del poder’ y una relectura del Apocalipsis a la luz de la confrontación geoestratégica arriba indicada, que, por momentos, parece transitar hacia la Tercera Guerra Mundial, aunque con carácter híbrido. Tal conflagración resulta absurda, pero la experiencia histórica demuestra que los gobernantes han tomado decisiones de ese tipo, que han costado millones de vidas humanas y un sufrimiento profundo…

En este sentido, ‘Fin de la cristiandad y fin de la era de Constantino’ parece ser una divisa central en el Papa Francisco, lo que implica desacralizar el poder. No es una idea nueva. Desde el pontificado de Juan Pablo II ya se hablaba de ello y, más atrás, podemos remontarnos a los escritos de Joseph Ratzinger de finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo XX, como vimos en otro momento…

Pero también hay otros aspectos cruciales: en el Apocalipsis se habla de ‘dos bestias’ que la Teología ha identificado con el poder político y un pseudo poder religioso, que atacarán a la Iglesia. Esta es la urgencia de separarse de todo proyecto político-partidista que la comprometa con tal o cual ideología…

Eso no significa que Putin, Xi Jinping o cualquier otro sean el Anticristo. El Magisterio de la Iglesia prohíbe terminantemente hacer identificaciones de esa naturaleza, además de que en el Apocalipsis no se revelan identidades anticristianas de cara al futuro. El famoso ‘666’ es un dato del ‘presente’ de San Juan, que sólo con prudencia debe ser proyectado hacia otras épocas. Más bien, me refiero a esa tendencia tan peculiar que comienza a prevalecer en el mundo…

Asimismo, ni en el Apocalipsis ni en otros pasajes apocalípticos de la Biblia se habla de una confrontación entre ‘los buenos’ y ‘los malos’. Siempre ocurre algo que remite a la derrota del Maligno y sus partidarios, haciendo innecesario cualquier enfrentamiento. Más todavía: se dice claramente que el Malo ya está derrotado de antemano…

Por lo tanto, el desenlace teológico de la Historia no tendrá lugar mediante el desplome de una determinada ideología o proyecto político. Al contrario, se dice claramente que la confirmación de la derrota del Maligno y sus seguidores, incluyendo al Anticristo o los anticristos que vayan a surgir, será por la Palabra de Dios y por el testimonio fiel de los cristianos. Evangelización (o ‘Nueva Evangelización’, como decía Juan Pablo II) y martirio (testimonio)…

Claro que resulta más atractivo morir combatiendo a los enemigos de la Iglesia que evangelizando y dando testimonio. Pero eso puede ser señal de vanidad…

Si el Maligno y los suyos ya están vencidos, el punto final lo pondrá N. S. Jesucristo cuando venga por segunda ocasión y diga: “Se acabó”. La victoria es de Él, no del ser humano…

En el Apocalipsis hay una tensión constante entre el enfrentamiento y la conversión. ¿Quién busca la guerra, de un modo o de otro? El Malo y sus incondicionales…

¿Qué hace el Hijo? Retrasa su retorno como Justo Juez y da margen para que el pecador se convierta: “silencio de media hora”, “un tiempo”, “medio tiempo”, así como señales, avisos y ciertos males para propiciar la conversión…

Dios no está buscando derrotar al que ya está derrotado, sino tratando de salvar a los que son Su imagen y semejanza…

¿Se pondrá punto final a la sacralización del poder y a la interpretación masónico-iluminista del Apocalipsis?

Estamos clausurando una época y una mentalidad distinta a la era de Constantino, pero íntimamente ligada a ella y que surgió después: con la Modernidad emergió una interpretación milenarista del Apocalipsis, auspiciada y fomentada por los enemigos de la Iglesia Católica, especialmente los vinculados al eje masónico-iluminista de las sociedades secretas, que comenzaron a identificar como ‘Anticristo’ a los adversarios de los poderes políticos a los cuales servían o a los que consideraban contrarios a sus proyectos facciosos…

Fue precisamente esa amalgama con la escatología cristiana lo que terminó contagiando la mentalidad de los católicos y de varias denominaciones protestantes, que creyeron que antes del fin del mundo habría un enfrentamiento entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal…

Dios no está buscando derrotar al que ya está derrotado, sino tratando de salvar a los que son Su imagen y semejanza

Juan de Dios Andrade

El actual escenario global pareciera indicar (y sólo así debe entenderse) que hay un forcejeo entre dos versiones del Apocalipsis: ¿conversión o confrontación? No sabemos cuándo ocurrirá el final (tal vez falten siglos para eso), pero parece que ha llegado la hora de que la Iglesia rompa todo vínculo con los proyectos político-ideológicos, con tal de no caer en la trampa de ‘las dos bestias’ y que está surgiendo esa Iglesia ‘débil y pobre’, desprovista de todo ‘poder mundano’, de la que hablaba Joseph Ratzinger: la verdadera Iglesia del verdadero apocalipsis…

Una Iglesia regida por la geopolítica de la fe en Cristo (la de “un cielo nuevo y una nueva tierra”) y no por la geopolítica del Imperio…

Desde este punto de vista, cabe considerar si la ruptura planteada por el ‘Camino sinodal alemán’ y su apuesta por la ideología de género, entre otras cosas, es el preludio de algo muy importante: la apostasía de los que han optado por un ‘evangelio distinto’ porque han dejado de creer que Jesucristo sea Dios y Redentor, y el futuro reencuentro de católicos, anglicanos y evangélicos que mantengan su fe en la Persona de Cristo…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com