Jue. May 16th, 2024

Javier Milei o el retorno del olvido – Juan de Dios Andrade

El triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas, ha puesto en aprietos a los intelectuales de izquierdas, que no atinan a explicar cómo fue que logró apoderarse del liderazgo de los electores, sobre todo de los grupos populares. Es una incógnita lo que le espera a la Argentina de llevar a cabo los cambios que ha anunciado, pero es conveniente hacer algunas reflexiones que la lucha por el poder dejó de lado.

CONfines Políticos

21 de noviembre de 2023

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

¿Cómo entender a Javier Milei, que acaba de ganar las elecciones en la Argentina? ¿Ultraderechista, populista o autoritario? ¿Anarcocapitalista, minarquista, ultralibertario o antisistémico? ¿Fue su triunfo el resultado de una propuesta que resultó atractiva para los electores o, más bien, la consecuencia lógica del hartazgo provocado por el fallido gobierno peronista y sus aliados? Porque vaya que cansaron al argentino de a pie y no me refiero sólo al altísimo nivel de inflación, sino también a los problemas de corrupción y los procesos judiciales que entrarían en una nueva etapa a partir del 10 de diciembre, cuando ocurra el relevo presidencial…

Lo que sí parece un disparate es señalar a Milei como fascista y la razón es muy simple: una de las características del fascismo es la omnipotencia del Estado, mientras que el presidente electo ha dicho que quiere un Estado muy acotado en aras de una mayor libertad…

Es verdad que Javier Milei llega a ser estridente y por momentos su personalidad adquiere ciertos rasgos autoritarios, pero eso es otra cosa…

Si nos atenemos a su intención de un Estado mínimo, el minarquismo de Milei se inserta en la ola global que ha llevado al poder a personajes como Donald Trump, mismo que ahora brega por regresar a la Casa Blanca y lo que no se acaba de entender es que el siglo XXI tiene al populismo autoritario como una de sus tendencias más importantes, populismo que puede acomodarse muy bien con lo que resta de las ideologías provenientes del siglo XX, sin agotarse en ellas…

Javier Milei es una incógnita que hay que saber analizar

Un hombre entre dos aguas

En las elecciones argentinas hemos presenciado la confrontación entre dos tipos de populismo por la Presidencia. Uno, más inclinado a lo que sobrevive del nacionalismo revolucionario en el país sudamericano. El otro, más libertario y antisistémico…

En cierto modo, no había opción y el escenario era kafkiano: un amplio espectro peronista que podemos calificar como de ‘izquierdas’, pero que se ha entendido tanto con los sectores más tradicionales de la Iglesia Católica como con los progresistas, jugando un pulso con lo que terminó siendo una variopinta alianza liderada por Milei, que, de manera intermitente, descalificó al Papa Francisco usando un lenguaje propio de los sectores evangélicos más extremistas…

Desde el punto de vista religioso, Javier Milei cabalga a medio camino entre el catolicismo y el noajismo, corriente del judaísmo destinada para los gentiles que no se vayan a convertir a la religión judía. Por esa vía, Milei se conecta con algunas corrientes sionistas. Por los motivos obvios, el noajismo guarda relaciones con el ámbito católico porque muchos de sus miembros se siguen proclamando como tales…

Milei no simpatiza con el Papa Francisco, porque lo considera vinculado al comunismo

Habrá que analizar el caso del presidente electo de Argentina, porque al interior del noajismo existe la creencia del advenimiento de la era mesiánica a partir de la instauración de un Estado teocrático en Israel, al que deberán apoyar los noajistas de todo el mundo…

Digo que hay que analizarlo porque pareciera no armonizar bien con los efectos de un Estado mínimo, aunque, claro, esto último es en términos seculares. Pese a ello, por naturaleza, un Estado teocrático tendría que ser omnipotente y no mínimo. Quizás el propio Milei no se ha dado cuenta de la contradicción latente…

Pero ¿de dónde salió la teoría del Estado mínimo? Esa es una pregunta obligada…

En la raíz del liberalismo pragmático

La tesis del Estado mínimo procede, sobre todo, del liberalismo pragmático elaborado por Richard Rorty y de sus polémicas con John Rawls y sus seguidores. Ya había quedado en un segundo plano, sobre todo a partir de su muerte, hasta que la irrupción de Donald Trump en el escenario político norteamericano hizo que algunos se acordasen de lo que Rorty había sostenido durante años…

¿Qué tiene que ver alguien como Rorty con Trump, si uno se decía liberal pragmático mientras el otro se presenta como antiliberal? Más específicamente: ¿se puede ser demócrata y antiliberal al mismo tiempo? La pregunta no es ociosa, porque, de paso, podría arrojarnos alguna luz sobre lo que se puede esperar del gobierno de Javier Milei…

Richard Rorty pensaba que sí era posible, siempre y cuando se optase por un liberalismo pragmático. Me explico: creía que la democracia no necesita fundamentación filosófica alguna, de tal modo que su legitimidad procede de sus buenos resultados. El liberalismo pragmático vale porque puede mejorar nuestras vidas y eso incluye a la democracia, no porque le anteceda un sólido fundamento filosófico. Rorty pretendía separar la política liberal ilustrada (democracia) de la filosofía liberal que le había dado origen (ideas fundacionales), hasta el punto de que lo segundo era irrelevante para lo primero…

En el principio, era Rorty

La fuente de la legitimidad democrática era la experiencia histórica, no la filosofía: con la democracia había mejorado la vida de la gente. Con eso bastaba…

Asimismo, la libertad podía garantizarse sin una filosofía de la libertad, valga la expresión y la razón era la misma: en los hechos, la libertad era mejor que la opresión…

Si se fijan, la argumentación de Javier Milei contra el gobierno saliente y la situación nacional, no es ‘filosófica’ sino ‘fáctica’ y, desde esa perspectiva, se encamina a desmontar el sistema imperante. Decir que Milei es fascista, es un disparate que te impide ver el fondo del asunto. Con mayor razón si se afirma que es fascista y ultraderechista al mismo tiempo, puesto que, de origen, el fascismo se incubó en el socialismo…

El silencio de los olvidados

El triunfo de Javier Milei ha generado un colapso intelectual al interior de las izquierdas, que no terminan de entender cómo fue que un minarquista y libertario le arrebató al peronismo el liderazgo de los marginados, de la periferia social en lenguaje geopolítico y la respuesta también es simple: porque en el discurso peronista se hablaba mucho de los que menos tienen (recuerdo), pero, en los hechos, sumieron a todos en una terrible crisis inflacionaria que ha acentuado la estrechez y la pobreza (olvido). Para efectos prácticos, el gobierno encabezado por Alberto Fernández ‘olvidó’ a los argentinos al dar malos resultados, en lo cual Sergio Massa no es ajeno…

La conducción tan desastrosa de los asuntos de gobierno posibilitó el ascenso de Milei. No le estoy negando sus méritos, sino precisando responsabilidades. Un liderazgo como el de él, se facilita cuando hay una crisis generalizada que haga perder la confianza de los ciudadanos. La radical incertidumbre es lo que lleva a los electores a depositar sus esperanzas en aquel que parece saber cómo solucionar el caos, porque lo único cierto es la asfixiante realidad de la escasez…

¿Está convencido Milei de un Estado teocrático en Israel?

Más allá de que lo que pueda lograr Milei, el destruir el sistema y prometer mejores condiciones de vida, significa ‘recordar a los olvidados’, darles voz, sacarlos del silencio en que los dejaron…

Sin duda, hay una semejanza con las ideas de Richard Rorty de principio a fin…

A partir del 10 de diciembre, Javier Milei heredará una situación muy delicada y no será fácil resolverla. Problemas estructurales en economía, finanzas y comercio, un problema educativo que desfasa a los argentinos de las posibilidades de un futuro mejor, la quiebra de los partidos políticos tradicionales y el fracaso de la élite política que ha gobernado, en fin…

Moisés en la era de la posverdad

Javier Milei siente una especial admiración por la figura de Moisés, el personaje bíblico que condujo a su pueblo durante cuarenta años por el desierto, antes de entrar a la Tierra Prometida y hay un eco de ello en sus advertencias de que el país requiere de medidas drásticas que no deben posponerse. Obviamente no es un gradualista ni un reformista. Milei es un revolucionario, pero no de cuño tradicional. Es el tipo de revolucionario antisistémico propio del siglo XXI…

Un plan de choque podría dar buenos resultados en un momento dado, pero también podría ‘romper’ a la Argentina y habrá que ver cómo va a interpretar esos ‘cuarenta años en el desierto’…

Cristina Fernández de Kirchner

Sin embargo, hay algo inquietante en el pensamiento de Rorty, que igualmente se tendrán que sopesar sus efectos en Milei. Richard Rorty estaba convencido de que el objetivo del liberalismo pragmático que proponía, era asegurar la libertad y la democracia, dejando que la verdad cuide de sí misma. ¿Es el anuncio de que, por esa ruta, Milei terminará adentrándose en el territorio de la posverdad? La separación entre hechos y valores ha sido el sello distintivo del maquiavelismo desde sus orígenes y la posverdad es su consecuencia lógica en nuestros días…

¿Será el naufragio de la verdad el precio de los buenos resultados prometidos? ¿Se hundirá la verdad en el mar de las teorías conspirativas, de las que parece gustar Milei? Esas preguntas las va a responder el propio Javier Milei en los próximos cuatro años y es evidente que sus adversarios van a jugar a ‘retirarse’ para que sea arrollado por el ‘tsunami’ de la crisis que campea, con la intención de regresar al poder en la siguiente ocasión. Pero la hoja de ruta tiene un itinerario y el primer choque directo inevitable será que, a partir del día 10 de diciembre, Cristina Fernández de Kirchner ya no tendrá fuero…

Hasta entonces…