Jue. May 16th, 2024

Rusia y el declive de China – Juan de Dios Andrade

¿Se le está agotando el tiempo a la alianza sino-rusa? ¿Cuánto más aguantará Xi Jinping de las sanciones y la guerra en Ucrania? ¿Sopesará bien Putin las señales que le enviaron desde Beijing? ¿Cuáles serán las consecuencias finales de los desacuerdos de Vladimir con su aparato de inteligencia y seguridad? ¿Tiene algún valor Lukashenko para hacerle llegar armas a Rusia? ¿Será la India el factor que termine desacelerando a China? ¿Se avecina una confrontación entre Narendra Modi y Rahul Gandhi?

CONfines Políticos

9 de marzo de 2023

Dicen que “entre gitanos, no se leen las cartas” y es verdad, pero también lo es el que los gitanos gustan de jugar con el mazo para desarrollar sus habilidades. Lo que les quiero decir es que hay que estar atentos, cuando ‘los gitanos echan las cartas’, para descubrir sus estratagemas. Esto vale para la disputa geopolítica global que ahora presenciamos y, dicen los que saben, que el resultado de toda indagación depende de las interrogantes iniciales. Si las preguntas están bien hechas, es muy probable que encontremos respuestas significativas…

Si Vladimir Putin soñaba con ser el hombre que rigiese el siglo XXI y el sistema que se instalase, ¿no se les hace raro el ‘hermanamiento’, aparentemente hasta las últimas consecuencias, entre Rusia y China? Vladimir no me parece un gobernante que guste de compartir el poder con nadie, así se trate de Xi Jinping o de cualquier otro…

La impronta geopolítica de Trump

¿Cómo fue eso posible que dos competidores por el control de Eurasia, acordaran crear un frente común? Por los disparates y decisiones absurdas durante el gobierno de Donald Trump, que optó por la confrontación directa con China y acercarse a Rusia, cuando Zbigniew Brzezinski llevaba algunos años recomendando un pacto de seguridad con el gigante asiático. El resultado ya lo sabemos: China y Rusia terminaron aliándose para debilitar a la potencia americana e imponerle condiciones que conduzcan a desplazarla como la superpotencia…

Ahora que Trump pretende volver a la Casa Blanca, se ufana de que, durante su presidencia, Putin no invadió país alguno, olvidando lo que dice la frase atribuida a Napoleón: “cuando tu enemigo se está equivocando, no lo interrumpas”. Si Vladimir se mantuvo quieto fue porque sabía que Donald Trump se había convertido en su aliado de facto, en razón de sus decisiones erróneas…

Una lectura de Los fundamentos de la Geopolítica de Aleksandr Dugin, nos revela que, desde los años 90, se esperaba el ascenso de un presidente en EE. UU. que hiciera precisamente lo que hizo Trump: abocarse a ‘lo nacional’ y olvidar todo sentido geopolítico respecto a Eurasia…

Sin embargo, eso no resuelve ‘el día después’: suponiendo que lograsen su cometido de poner punto final al poderío norteamericano, ¿qué va a pasar? ¿Procederán a repartirse Eurasia y el mundo, y ya? ¿Cómo buenos ‘hermanos’? No me lo creo, pero, para entender mejor el asunto, hay que partir de qué fue lo que posibilitó el entendimiento, porque eso indica sus límites…

Básicamente fueron tres aspectos: el enemigo común (EE. UU.), los efectos del gobierno de Trump (heredados por la administración Biden, que, ciertamente, adolece de claridad en las decisiones) y la posibilidad de un resultado favorable y fulminante en Ucrania…

Por ahí hay que empezar…

La alianza del ‘día después’

Teniendo como antecedente la anexión de Crimea (2014) y la desordenada y vergonzosa retirada de Estados Unidos en Afganistán (2021), Vladimir Putin creyó que invadir nuevamente a Ucrania sería exitosa en unos cuántos días. De manera hasta cierto punto ingenua, Putin calculó no sobre el terreno específico (Ucrania) sino sobre dos ‘simuladores’ (Crimea y Afganistán). Aquel penoso momento, en la víspera de la invasión a Ucrania, cuando Vladimir reprendió a Sergei Naryshkin, fue señal de un profundo desacuerdo por parte del Servicio de Inteligencia Exterior y el hecho de que el propio gobierno ruso haya difundido el video, resultó humillante para el director del SVR…

¿Fue un acto de soberbia el decidir la invasión contra el parecer del director del SVR? Tal vez, pero no fue lo único: las posibilidades de asegurar una alianza con China para erosionar a la OTAN, a la Unión Europea y a Estados Unidos, aumentarían si se garantizaba una victoria rápida, decisiva y humillante para Ucrania y Occidente, aunque eso implicara avergonzar a alguien de la talla de Sergei Naryshkin…

Serguéi Naryshkin

Eso explica por qué EE. UU. y la OTAN no podían actuar como en 2014, y, así, la guerra en Ucrania entró a su segundo año y, hoy, queda claro que a Xi Jinping le vendieron un espejismo, si entendemos por tal una imagen que te hace creer que algo está cerca cuando en realidad se encuentra muy lejos…

Mientras más tiempo pasa sin que haya un desenlace exitoso para Rusia en Ucrania, más crece el nerviosismo y la tensión en Beijing. ¿Cómo podemos saberlo? Por el encuentro entre Antony Blinken y Wang Yi, en el contexto de la Conferencia de Seguridad de Múnich y el viaje apresurado del segundo a Moscú, para entrevistarse con Nikolái Patrushev, así como por al refrendo de los compromisos de Rusia con China sobre Taiwán, Sinkiang, el Tíbet y Hong-Kong, como vimos en otra entrega

China contaba con una ‘guerra relámpago’ en el Este de Ucrania y, ahora, se tienen que conformar con un respaldo en los asuntos arriba enunciados. Epidemia del coronavirus, sanciones y efectos negativos de la guerra de Putin, han acentuado el estancamiento de la economía china, pero también malas decisiones del gobierno por el sistema político y económico imperante…

Pero hay más…

El factor Lukashenko

La semana pasada, Alexander Lukashenko fue recibido en Beijing por Xi Jinping para firmar algunos acuerdos y mostrar su apoyo a una solución pacífica en Ucrania. ¿Por qué fue Lukashenko a China, unos cuantos días después del viaje de Wang Yi a Moscú? Porque China está dudando de su alianza con Rusia, claro está…

En una entrevista reciente, Samantha de Bendern, que posee una sólida experiencia con diversos organismos financieros, así como con la OTAN, la Comisión Europea, Chatham House y organismos de defensa, dijo:

Xi Jinping está buscando posicionarse en esta guerra, intentando entender hasta dónde piensa Putin llegar. (…) a Xi Jinping le gusta hablar con Lukashenko porque es probablemente el líder mundial que mejor conoce a Putin, así que le sirve de orientador para entender qué pasa por la mente del presidente ruso

Samantha de Bendern

¿Por qué necesita Xi Jinping ’entender’ hasta dónde piensa llegar Putin o lo que pasa por su mente, si son aliados? Obviamente porque ambos jerarcas no son tan cercanos como parecen y Xi Jinping se cuida de que Putin no lo comprometa en algo no deseado o que le oculte sus verdaderas intenciones. A estas alturas, en Beijing ya saben que las cosas no van bien y que la guerra va para largo, lo que son malas noticias para el gobierno chino…

Samantha de Bendern

Aquí se inserta el caso de las armas chinas, cosa que recién negó el ministro del Exterior, Qin Gang. Mientras en febrero, Blinken afirmó tener pruebas de que China ‘contemplaba enviar armas a Rusia’, Qin Gang sostuvo: “No estamos involucrados directamente ni hemos proporcionado armas. Hemos publicado un documento con propuestas para la paz”. Muchas veces las palabras no son sólo eso y, como en todo, los tiempos verbales importan…

Se trata de un uso engañoso de los verbos: el señalamiento se refiere al futuro, pero la respuesta de Qin Gang está hecha en pasado: “ni hemos proporcionado armas”. En ningún momento niega que lo estén sopesando. Es una forma de no decir la verdad sin mentir…

Pero el verdadero fondo del asunto es que Xi Jinping está preocupado por la victoria fulminante que no llegó, prometida como base para aliarse y porque la presión a dos manos, ejercida por Rusia y China, para propiciar una negociación, fracasó…

Alexander Lukashenko y Vladimir Putin

Contrario a lo que usualmente se dice, ni a Rusia ni a China le conviene que la guerra se prolongue más y aquí hubo un desencuentro del que nadie habla: al iniciarse el año, todos los preparativos y maniobras rusas indicaban que se preparaban para un conflicto armado largo, pero el apresurado lanzamiento del plan de paz chino y el tema del envío de las armas, indicaban lo contrario. Con mucha claridad, Moscú y Beijing iban por caminos distintos…

El que Rusia se haya terminado sumando a la propuesta, reveló el calibre de la presión ejercida sobre el Kremlin y que, en privado, se puso sobre la mesa la advertencia de que China no estaba a gusto con el rumbo que había tomado la invasión a Ucrania…

La estratagema sino-rusa fue: ‘O paz o armas’. La respuesta de la Casa Blanca fue: ‘Ni paz ni armas’. Los hechos dirán quién tiene la razón, pero, por lo pronto, si China contempla enviar armas a Rusia, es señal de fracaso y desesperación. ¿Cuál sería la vía para darle armas a Rusia? Bielorrusia, por supuesto. Por eso, Lukashenko fue a Beijing a firmar acuerdos…

De inmediato, Taiwán exigió a Beijing reconocer que la isla no es parte de China y la presidenta Tsai Ing-wen dio a conocer su viaje a EE. UU., porque se teme que Taiwán sea la próxima Ucrania, mientras se acusaba a barcos chinos de haber cortado los cables de Internet de algunas islas taiwanesas y Christopher Wray, director del FBI afirmaba que TikTok podría ser usada por China en caso de invadir la isla…

El enigma hindú

Es indudable que la alianza con Rusia ha puesto a China en un brete. Cada vez es más difícil enviar productos de su territorio a cualquier parte del extranjero, especialmente a Occidente, lo que es necesario para reactivar su economía. Por eso le urge que la guerra se acabe y se llegue a un acuerdo que merme las sanciones que también le afectan a ella, no digamos las que EE. UU. y sus aliados le han impuesto a China por otros motivos…

Las propias empresas chinas o las occidentales instaladas en su territorio, están pensando en emigrar y algunas ya lo han hecho. A Vietnam, por ejemplo. Sin embargo, a quien realmente teme Beijing es a la India, que viene creciendo de manera consistente y que el 9 y 10 de septiembre será la sede de la Cumbre del G20, lo que sin duda será aprovechado por Narendra Modi como plataforma de despegue…

Narendra Modi y Joe Biden

¿Está la India en condiciones de desplazar a China en el escenario global? Tal vez sí en el mediano y largo plazo; en lo inmediato, no. Pero lo que importa es que países como la India y Vietnam pueden desacelerar más a China, aunque reactivase su economía, lo que alejaría sus sueños de alcanzar y desbancar a EE. UU. a su vez…

El convertirse en una verdadera potencia global resulta atractivo para cualquier país, pero a la India le inquietan dos cosas que tienen que ver con la relación sino-rusa. Beijing sólo considera sus relaciones con dos países como ‘asociación estratégica integral’: Pakistán y Bielorrusia, y todos sabemos de las rivalidades indias con el primero. Asimismo, durante la visita de Wang Yi a Moscú, Patrushev reiteró su apoyo a China en varios asuntos, entre ellos el Tíbet y Beijing reclama como suya una parte que está en poder de la India…

Todo está dado para que, sin decantarse totalmente hacia Occidente, la India le dé muchos dolores de cabeza a Xi Jinping en el juego por el poder global, pero no como está ahora…

Una sociedad secreta

Desde Inglaterra le enviaronn mensajes puntuales a Nueva Delhi. El lunes, durante una conversación organizada por el ‘tanque de pensamiento’ Chatham House, con Rahul Gandhi, expresidente del Congreso Nacional Indio, éste dijo:

Cuando me uní a la política en 2004, la contienda demócrata en la India solía ser entre partidos políticos y nunca me había imaginado en ese momento que la naturaleza de la contienda cambiaría (…), pero la naturaleza de la contienda política en la India ha cambiado por completo y la razón de que haya cambiado es que una organización fascista fundamentalista, el RSS, básicamente ha capturado todas las instituciones de la India (…). Puedo llamarlo una sociedad secreta, está construida a lo largo de las líneas de la Hermandad Musulmana y la idea es usar la contienda demócrata para llegar al poder y, luego, subvertir la contienda demócrata

Rahul Gandhi

Rahul Gandhi, que nada tiene que ver con la familia de Mahatma Gandhi, sino con la de Jawaharlal Nehru, pertenece a los líderes del Congreso Nacional Indio, uno de los dos partidos más grandes de la India. El otro es el Bharatiya Janata Party (BJP, el Partido Nacionalista Hindú), al cual pertenece Narendra Modi, actual primer ministro…

Es evidente que ciertas instancias se están moviendo para presionar a Modi y darle margen de maniobra a Gandhi de cara a la reunión del G20, en el escenario de la disputa global con China y Rusia, haciéndole saber al primer ministro que no se ha empleado a fondo en contener a la Hermandad Musulmana y a potenciales adversarios de Occidente…

Rahul Gandhi y su confrontación con la sociedad secreta RSS

Las tensiones van en aumento, lo que da sentido al discurso frontal de Xi Jinping contra EE. UU. y Occidente, puesto que es un secreto a voces la estrategia de Beijing de introducirse en las empresas más importantes del país mediante las llamadas ‘acciones doradas’ y en sus puestos claves de toma de decisiones, para, a partir de lo anterior, actuar en el extranjero en función de los objetivos del Partido Comunista Chino…

A eso se debe que, Estados Unidos y sus aliados, hayan comenzado a exigir a las empresas chinas que sus filiales y sucursales en el extranjero estén en manos locales, no bajo control del gobierno de Beijing a la distancia…

En otro plano, está la caída en la tasa de natalidad china. Para analistas avezados, es señal del pesimismo que cunde en la mentalidad popular, que podría ser el preludio de un agotamiento creciente. Ya se ha visto en el caso japonés, cuyo empantanamiento empezó precisamente de la misma manera, al grado de que actualmente Japón parece dispuesto a intentarlo todo con tal de reanimar las expectativas de futuro de sus propios ciudadanos…

Se está agotando el tiempo de la alianza sino-rusa y, de no haber otra novedad, podría convertirse en el declive paulatino de China y, con ello, de sus proyectos imperiales…

Hasta entonces…

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com