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El mundo en tiempos del pos-superhombre – Juan de Dios Andrade

¿Son el populismo, el autoritarismo y el nihilismo la confirmación de que estamos en la era del superhombre de Nietzsche o es su final? ¿Se relaciona con eso la forma de presentarse el Papa Francisco como el ‘hombre no-fuerte’? ¿Hacia dónde va el mundo realmente? ¿Cómo será la era del pos-superhombre y cuál podría ser el papel de la Inteligencia Artificial?

CONfines Políticos

18 de agosto de 2023

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Líderes y gobernantes populistas en ascenso, por un lado. Prominentes figuras autoritarias irrumpen en el escenario global, por el otro. El mundo parece batirse en un entramado de ‘hombres fuertes’ (‘hombre’ en el sentido de ‘género humano’, claro) que se disputan el poder y la posibilidad de decidir los derroteros de la Humanidad. Unos quieren imponer el orden ante el caos y la anarquía rampantes. Otros, dar seguridad y estabilidad a sus gobernados. No faltan los que pretenden recuperar, al menos parcialmente, un pasado añorado por la mayoría de la gente. Y no debemos olvidar a los que simplemente desean que el país inicie una nueva etapa, mejor que la que se tiene, sea en nombre de la anquilosada revolución, de la Historia o de cualquier otra cosa…

No cuadran con ninguna ideología en particular, aunque se declaren adalides de alguna de ellas. En el mejor de los casos, son una mezcla variopinta de fórmulas ya superadas, con un toque personal y también los hay pragmáticos. No en vano, desde finales del siglo XX, determinadas voces anticipaban que el pragmatismo sería la gran ideología del siglo XXI…

Algunos se han hecho con el poder, otros buscan conquistarlo o recuperarlo. Nicolás Maduro, Evo Morales, Jair Bolsonaro, Lula da Silva, Nayib Bukele, Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Viktor Orbán, Recep Tayyip Erdoğan, Narendra Modi, Kim Jong-un, Ilham Aliyed, Abdelmadjid Tebboune, João Lourenço, Aleksandr Lukashenko, etcétera. La lista es larga. Unos más cercanos al populismo; otros, al autoritarismo…

El seductor ‘Hombre fuerte’

¿Qué se puede hacer cuando la mayoría pide a gritos liderazgos con ese perfil? ¿Por qué la gente cree necesitarlos? Quizás eso explique su atractivo. Los tiempos de cambios, son tiempos de incertidumbre y eso puede afectar a la opinión pública. Hay una tendencia natural a tratar de asegurar un determinado futuro personal, familiar o social, y eso puede pesar mucho en el ánimo de los ciudadanos, aunque, en los hechos, varios de esos populistas y autoritarios sean un rotundo fracaso. Vean los casos de Venezuela y Argentina, por citar dos ejemplos…

Es verdad que, desde los años 50 del siglo XX, en distintos foros organizados especialmente en Europa, los intelectuales sostenían que nos encaminábamos, en un futuro no muy lejano, hacia un choque de variables: el mundo tendía a volverse cada vez más complejo, lo que haría más difícil el arte de gobernar, de tal modo que se podría desatar un forcejeo entre lo que los ciudadanos quisieran democráticamente y las élites tecnocráticas que parecerían ser las únicas habilitadas para dirigir a los países y al mundo…

Federico Nietzsche

Indudablemente, algo tenían de razón. Sin embargo, lo que ahora vemos es más complejo de lo que se pensaba en aquellos años. El espectacular e imparable desarrollo tecnológico, especialmente en lo relativo a la conectividad global y a la tecnología de uso social cotidiano, es prueba de ello. Lo paradójico es que los que los que hoy piensan lo que les da la gana y hacen lo que mejor les parece, por el uso de las redes sociales o por cualquier otro motivo, sean los mismos que buscan en los populistas y autoritarios la seguridad y certidumbre que ellos mismos torpedean día a día…

En el ámbito político, vemos a gobernantes populistas o autoritarios que dan ciertos resultados positivos porque tienen la preparación adecuada o se rodean de colaboradores y asesores que la tienen. Pero también los hay de las mismas características sin la profesionalización requerida y que no se dejan ayudar ni aconsejar, con resultados desastrosos porque creen que la clave es imponer su voluntad sin escuchar a nadie, especialmente a los críticos…

¿A la sombra de Nietzsche?

Populistas, autoritarios, hombres fuertes, gente apostada por la llamada ‘cornucopia permisiva’ y así por el estilo. ¿Estamos viviendo una situación extrema del superhombre ‘profetizado’ por Federico Nietzsche? No propiamente, aunque guarde algunas similitudes con lo dicho por el pensador alemán. Más bien, la teoría nietzscheana al respecto está siendo rebasada por la complejidad en cuestión. El escenario global parece estar más allá del superhombre y de la simple voluntad de poder…

Nietzsche demostró tener un sorprendente diagnóstico sobre lo que estaba pasando con la Modernidad ilustrada y las ideologías emanadas de ella. Hasta cierto punto, poseía una novedosa prospectiva. Pero lo certero de su capacidad predictiva se fue agotando en el tránsito de la caída de la Modernidad a la configuración del siglo XXI…

¿Termina la era del superhombre?

Mucho se ha discutido sobre la manipulación del concepto de superhombre por parte de los nazi-fascistas, y, en general, de las izquierdas que lo interpretaron de distinta manera (sí, porque nazismo y fascismo se declaraban ‘socialistas’ y, por ende, de ‘izquierdas’). Sin embargo, eso va quedando atrás, sobre todo si entendemos que, deformado o no el pensamiento de Nietzsche, el principio de un sujeto autónomo, fiel a la Tierra, que crea sus propias leyes y principios morales, que sigue su impulso creador e impone su voluntad de poder para darle sentido a la vida, fue el mismo en todos los casos…

El amplio espectro que va de Martín Heidegger a Gianni Vattimo y Michel Onfray, pasando por Foucault, Sartre, Camus, Derrida, Deleuze, Bataille, y Walter Kaufmann, tendrán que ser revisados, al menos en este aspecto…

Pero, ¿el siglo XXI camina a la sombre de Nietzsche? Me parece que no. La adhesión al populismo y al autoritarismo es un mentís. El siglo XX terminó con una inquietante tendencia al nihilismo en una serie de combinaciones libertarias y así iniciamos la actual centuria. Era algo contradictorio y la experiencia de la nada (unida a la carencia de autorregulación) llevó al presunto ‘superhombre’ a sentir miedo de vérselas a solas con el mundo. Por eso se aferra al populismo autoritario con un pragmatismo puro y duro…

La Inteligencia Artificial en tiempos del pos-superhombre

El paradigma de la Inteligencia Artificial

La polémica simplona sobre la Inteligencia Artificial (IA), que vaticina un desenlace apocalíptico, debe ser replanteada. No niego la posibilidad de que la IA pudiera causar algún daño a las personas, pero eso dependerá del uso que se le dé. Sin embargo, hay otros aspectos relacionados con el tema que estamos tratando, porque la IA opera en función de una programación y, además de los aspectos procedimentales, igualmente se le agregan parámetros que hacen las veces de la ética y la moral, pero con una diferencia: la IA no se cansa, no necesita dormir ni comer, ni está afectada por sensaciones ni genera sentimientos dentro de sí…

Dicho de otro modo, por mala intención, por debilidad o por descuido, los seres humanos podemos faltar a la verdad, a la ética, a la moral o, en lo general, hacer algo malo. Una IA podría casuar daño por una mala programación o por el modo en que se use…

Pero, ¿se han puesto a pensar en lo que podría lograrse de dotar a la IA de un sistema moral y ético universal que sirva para fortalecer una mejor vinculación global, respetando la libertad de las personas? ¿Se imagina la IA como paradigma de lo humano, en lugar de una especie de futuro Terminator dispuesto a desencadenar el apocalipsis? No estoy hablando de una IA que sea lo que el ser humano debería ser, pero algo así. Porque, finalmente, los que la programamos somos nosotros, los humanos y podríamos poner en ella no sólo lo mejor de nosotros mismos, que suena muy ‘tecno’, sino lo que se pueda de bondad en beneficio nuestro a la hora de usarla…

¿Lo ven? La complejidad que experimentamos desborda lo que Nietzsche visualizó al hablar del superhombre…

Su actitud de ‘hombre no-fuerte’ guarda cierta lógica con el escenario global

Hombres fuertes (sean populistas o autoritarios), nihilismo desbocado, una cada vez más compleja conectividad global, el uso acelerado de Inteligencia Artificial, etcétera. Llama la atención que, en un horizonte de esa naturaleza, alguien como el Papa Francisco se presente como el ‘hombre no-fuerte’, desprovisto de todo poder terrenal, proclamando el final de la era de Constantino. Equivocado o no, hay que reconocer que su propuesta tiene cierta lógica en el escenario de una confrontación de hombres superpoderosos y de poderes fácticos globales…

¿Termina la era de los “maestros de la sospecha” (Marx, Nietzsche y Freud), por usar la expresión de Ricoeur? No lo sé. Tal vez. Habría que sopesarlo detenidamente. Por lo pronto, me parece que el mundo está en los tiempos del pos-superhombre, porque poner punto final a la era de Constantino implica una herida mortal para el Übermensche de Nietzsche…

Hasta entonces…

2 thoughts on “El mundo en tiempos del pos-superhombre – Juan de Dios Andrade

  1. Me hace recordar La odisea del espacio; donde la computadora de la nave, advierte que será destruida y se revela para preservar su existencia.

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