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La Guadalupana, los hombres de hojalata y la independencia – Juan de Dios Andrade

Septiembre es el mes de la patria en México. Pese a ello, el tema sigue siendo polémico y apasionante. En el contexto, actuaron sociedades de pensamiento y algunas sociedades secretas, entre ellas Los Guadalupes. Como suele ocurrir en estos casos, persisten muchas lagunas y puntos ciegos en la investigación de lo ocurrido y es posible que nunca sepamos toda la verdad. Pero el investigar nos lleva a comprender mejor lo que México y los mexicanos son.

CONfines Políticos

4 de septiembre de 2023

Correspondencia: confinespoliticos@gmail.com

Como muchas cosas en la vida, hay determinados aspectos de la independencia de México que no conocemos con precisión y nadie puede asegurar si algún día los sabremos. Pero lo que sí sabemos es que fue antecedida por un resurgimiento del culto guadalupano, de su entrada en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, de que sirvió como aglutinante de la identidad nacional y de haber desarrollado los presbíteros y algunos enclaves laicos, la idea de que sería factible trasladar la sede de la catolicidad a América, concretamente al santuario de la Virgen de Guadalupe…

Así como el fervor guadalupano antecedió a la independencia, también lo hicieron algunas sociedades de pensamiento que, sobre la marcha, derivaron en sociedades secretas patrióticas o de carácter político, o que de plano fueron fundadas como secretas desde el principio. El caso sudamericano cae en el tipo de patrióticas, siendo la Sociedad Lautaro la que mayor incidencia tendrá en los procesos libertadores de aquel hemisferio…

De paso, cabe señalar que los Lautaro no fueron una logia masónica, sino que vieron a la masonería como adversaria, empezando por la de origen francés. Esto explica los decretos emitidos por los próceres de la independencia prohibiendo las sociedades secretas, sobre todo la masonería, así como la posterior confrontación con ella…

Un culto que forjó a la nación mexicana y permeó a los independentistas

Entre los Lautaro y los Sanjuanistas

En el caso mexicano, más de tipo político que patriótico, quizás la Sociedad de los Sanjuanistas sea la primera agrupación que se empieza a interesar por independizar a la Nueva España. Fundada en 1805 por el Padre Vicente María Velázquez, se llamó así por reunirse en la sacristía de la Ermita de San Juan Bautista de Mérida (Yucatán) y, aunque su objetivo eran las obras piadosas en honor a su santo patrono, eso cambió en 1808, cuando Napoleón invadió España, obligó a la familia real a abdicar dos veces y entronizó a su hermano José Bonaparte…

Los Sanjuanistas dejaron de lado los temas píos, para abordar la situación que se estaba viviendo e igualmente es importante considerar la convocatoria para las Cortés de Cádiz y la Constitución que de ahí surgió en 1812. Todo eso avivó las inquietudes de la élite criolla novohispana. El afrancesamiento de las altas esferas de la sociedad española y la introducción de logias para afianzar la sumisión a Napoleón y su hermano, explican la aversión imperante en la América española a la masonería. Los criollos organizaron los movimientos emancipadores y veían a los afrancesados (‘gachupín’ designaba a los peninsulares avecindados en la Nueva España; luego, a los afrancesados) y a la masonería como un peligro para su preeminencia en América…

La independencia de México fue antecedida por un resurgimiento del culto guadalupano, de su entrada en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, de que sirvió como aglutinante de la identidad nacional y de haber desarrollado los presbíteros y algunos enclaves laicos, la idea de que sería factible trasladar la sede de la catolicidad a América, concretamente al santuario de la Virgen de Guadalupe

Juan de Dios Andrade

En Jalapa (Veracruz) se fundaron los Caballeros Racionales (1812) por parte de Vicente Vázquez Acuña, mejor conocido como ‘Tacones’ y, aunque no faltan los que la clasifican como ‘masónica’, lo cierto es que no existe documentación que lo avale. En esta sociedad secreta fue iniciado Ramón Cardeña, canónigo de la Catedral de Guadalajara. Pero, si no era masónica, ¿qué era? En síntesis, se trataba de una rama de sociedades secretas que se fundaron en torno a sudamericanos que se habían ido a Europa a estudiar o en exilio simulado. Tampoco existe mucha documentación específica (recuerden que conspiraban para lograr la independencia de la América hispana), pero se cree que el principal inspirador era el caraqueño Francisco de Miranda, que estuvo en España, Inglaterra, las Trece Colonias, África, Francia y Rusia. De hecho, participó en la independencia de lo que hoy son los Estados Unidos y en la Revolución francesa, y su nombre está escrito en el Arco del Triunfo en París…

Entre esas organizaciones alrededor de Miranda estaban la Gran Reunión Americana (Londres), los Caballeros Racionales (Cádiz) y los Lautaro (Buenos Aires). Sucesivamente, una dio origen a la otra, pero ninguna de ellas (ni sus derivados) eran logias masónicas. En la de Cádiz fueron iniciados Vicente Vázquez Acuña y Fray Servando Teresa de Mier, siendo enviado el primero a fundar los Caballeros Racionales en Jalapa. Será este grupo jalapeño el que estará detrás del intento de establecer una Junta de Gobierno en Naolinco…

Durante años, varios historiadores han afirmado que Miranda era masón y que fue iniciado en los principales ritos de la época. Podría mencionarles diversos elementos que desmienten lo anterior, pero les diré uno que es contundente: en Londres está la logia Quatuor Coronati N° 2076, dedicada a investigar las filas masónicas y uno de sus mejores investigadores ha sido Fréderic W. Seal-Coon, que, en su libro The mythical masonry of Francisco de Miranda, reconoce que ninguna de esas supuestas iniciaciones existió. No hay prueba alguna ni en la Gran Logia de Londres ni en los ritos y orientes de entonces. Más todavía: ni siquiera hay un documento en donde se mencione su nombre. Asimismo, en sus escritos Miranda jamás dice que haya sido masón…

Los criollos, varios de los cuales formaban parte o estaban vinculados a las familias cruelmente reprimidas en 1808, decidieron fundar una sociedad secreta que se llamó El Águila y que, luego, cambió a Guadalupes, en clara advocación a la Virgen del Tepeyac, que ya era el referente de la identidad nacional criolla, mestiza e indígena

Juan de Dios Andrade

La Sociedad de los Guadalupes

Si los Lautaro fueron la columna vertebral de la emancipación sudamericana, los Guadalupes tuvieron un papel destacado en México y, para variar, carecemos de certeza sobre la fundación, aunque su existencia está probada. Hay tres fechas probables, que remiten a otros tantos contextos diferentes: 1808, 1811 y 1812. En todos los casos, las fuentes son decimonónicas…

Obviamente, 1808 nos lleva al gobierno provisional que se estableció en Ciudad de México al conocerse la abdicación forzada de los Borbón en España. Sin embargo, sabemos que fue sólo la ocasión. El descontento venía desde el ascenso borbónico, que condujo a desplazar a los criollos por peninsulares en el control de la vida política, económica y social en la Nueva España. Paradójicamente, los peninsulares dieron un golpe de Estado el 15 de septiembre de dicho año y apresaron a los líderes del gobierno criollo fiel a Fernando VII. El más importante de los detenidos fue Francisco Primo de Verdad, que había fungido como síndico del Ayuntamiento capitalino. La represión fue cruel y Primo de Verdad apareció muerto en circunstancias no aclaradas…

Francisco Primo de Verdad. ¿El verdadero origen de Los Guadalupes?

Datar a los Guadalupes en 1808, es en memoria de Francisco Primo de Verdad y para indicar que fue cuando arrancó el proceso que condujo a la independencia de México…

1812, por su parte, hace referencia a la ejecución de Leonardo Bravo por garrote vil y al sitio de Cuautla. Esa misma noche, la esposa de Leonardo, Gertrudis Rueda, escapó de Ciudad de México vía Tehuacán, con la ayuda de Francisco de Arce, que fundaría la sociedad secreta de los Guadalupes. Aquí se trata de la lealtad al proceso de independencia y a José María Morelos, pues los Bravo recibieron el ofrecimiento de indulto a cambio de abandonar la lucha y si Nicolás fue ejecutado, se debió a que rechazaron la propuesta…

Volviendo a los Guadalupes, lo que resulta curioso es que, observando detenidamente la documentación disponible, sobre todo lo referente a las órdenes que se giraban, se perciben dos sociedades secretas interactuando sin mezclarse y hasta se puede deducir una especie de ‘acuerdo no escrito’ entre ellas. Cada una controlaba y mandaba en una determinada región de las que se iban conquistando

Juan de Dios Andrade

Pero la fecha de 1811 nos conduce a la decisión de Miguel Hidalgo de no tomar la Capital. Cosa absurda, porque, de haber entrado en Ciudad de México, era probable que la independencia se hubiera consumado fácilmente. Los criollos, varios de los cuales formaban parte o estaban vinculados a las familias cruelmente reprimidas en 1808, decidieron fundar una sociedad secreta que se llamó El Águila y que, luego, cambió a Guadalupes, en clara advocación a la Virgen del Tepeyac, que ya era el referente de la identidad nacional criolla, mestiza e indígena…

Sabemos los nombres de los fundadores: Antonio del Río, Félix Fernández, Benito José Guerra, Antonio Ignacio López Matoso, Juan Nazario Peimbert y Hernández, Juan Bautista Raz y Guzmán e Ignacio Velarde. La mayoría de ellos ha caído en el olvido. Benito José Guerra, López Matoso, Peimbert y Hernández, así como Raz y Guzmán, habían participado en el gobierno provisional de 1808…

Sin duda, El Águila fue una organización secreta muy pequeña. ¿Cómo fue posible que creciera al punto de convertirse en los Guadalupes y ser factor clave en la emancipación de México? Después de la independencia, sus integrantes tuvieron papeles destacados y uno de ellos, Guadalupe Victoria, que se hacía llamar sí por la sociedad secreta, fue presidente. La respuesta está en ese mismo año de 1811, cuando fracasa la toma de la Capital por la mala decisión de Miguel Hidalgo y, además, se da a conocer que el gobierno realista tiene la lista de todos los conspiradores. Muchos entraron en pánico, pero el tiempo pasaba y la ola de detenciones no ocurría. Fue entonces cuando, con motivo de una tertulia, Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín propuso continuar con los planes, liberar a los que hubieran sido apresados y capturar al virrey para ahorcarlo, consumando la independencia. Pero, de nueva cuenta, fueron delatados. Lo de que tenían la nómina completa no era del todo cierto, pero, a raíz de la nueva denuncia, sí y, una vez más, sólo detuvieron a algunos (en total, alrededor de 70). Había tantas personas importantes involucradas, que el virrey decidió dejarlo todo en los ya detenidos y la causa se sobreseyó…

Eso fue un punto de inflexión, porque los conjurados no se detuvieron. Fundada la sociedad del Águila, los planes continuaron. Ya como Guadalupes, estuvieron detrás del proyecto de la Junta de Zitácuaro y, aunque no lograron sus objetivos con Hidalgo, López Rayón ni Morelos, sí tuvieron éxito con el Plan de la Profesa, cuyo liderazgo terminó recayendo en Agustín de Iturbide, que, como sabemos, consumó la independencia en 1821…

‘La otra sociedad secreta’ usaba varios nombres y hasta es posible que, por seguridad, no tuviera ninguno. Eran los ‘Hombres de hojalata’, que trataban de convencer a Morelos de la importancia de marchar sobre Ciudad de México y ‘corregir’ el error de Hidalgo

Juan de Dios Andrade

Hubo un intento intermedio fallido, el de Francisco Xavier Mina. Pero no lo organizaron los Guadalupes, sino los Lautaro. Mina había sido iniciado en los Caballeros Racionales en España, lo que conduce al entorno de Simón Bolívar, porque Francisco de Miranda ya había muerto…

Agustín de Iturbide, consumó la independencia en 1821

En el mar de la revolución

Todos los que participaron directamente tanto en el campo de batalla como en los Guadalupes, forman parte de los que han forjado a México, cuya independencia no fue liderada ni decidida desde las logias masónicas. Richard E. Chism, masón y autor de Una contribución a la historia masónica de Méjico, tratando de hacer creer que hubo una logia en los albores de la independencia, dice: “La historia del origen de esta logia se perdió hace muchos años en el mar de la revolución”. Esa afirmación es válida para una novela, pero no para la Historia. Recurriendo a su hermano masón, Fréderic W. Seal-Coon, le podemos responder a Chism que se debe a que tal historia jamás ocurrió y, por ende, los documentos probatorios no existen, como tampoco los de una supuesta iniciación de Hidalgo, López rayón o Morelos, mucho menos de Iturbide…

Lo que sí es verdad es que, cuando la masonería llegó a México, se abocó a eliminar a los que quedaban de la élite independentista. Es una historia similar a la de Sudamérica…

Volviendo a los Guadalupes, lo que resulta curioso es que, observando detenidamente la documentación disponible, sobre todo lo referente a las órdenes que se giraban, se perciben dos sociedades secretas interactuando sin mezclarse y hasta se puede deducir una especie de ‘acuerdo no escrito’ entre ellas. Cada una controlaba y mandaba en una determinada región de las que se iban conquistando…

¿Era un ‘doble piso’ o un ‘doble fondo’? ¿Obedecía al temor de ser delatados, de tal modo que los realistas sólo descubrirían a una de ellas, los Guadalupes? Tal vez, no puedo asegurarlo. Lo que sí sé es que ‘la otra sociedad secreta’ usaba varios nombres y hasta es posible que, por seguridad, no tuviera ninguno. Eran los ‘Hombres de hojalata’, que trataban de convencer a Morelos de la importancia de marchar sobre Ciudad de México y ‘corregir’ el error de Hidalgo…

Se identificaban como ‘los que quieren a Dios’, ‘los que hacen todo por Dios’ o ‘los que combaten sin pelear’. Es evidente cierto toque milenarista, que, de algún modo, ya estaba presente en la idea de trasladar la sede de la Iglesia Católica al Tepeyac y que resurgirá, años más tarde, cuando el presidente Mariano Paredes y Arrillaga le proponga al Papa trasladarse a México…

Hasta entonces…

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